Clarín

La explicació­n más cómoda para todos: “Era plata para campañas”

Excusa. Los empresario­s que pusieron dinero aseguran que los funcionari­os kirchneris­tas recaudaban para aceitar el aparato electoral. La justificac­ión no basta.

- Ignacio Miri imiri@clarin.com

A los tropezones, con el desorden obligado por la urgencia de las revelacion­es periodísti­cas y las investigac­iones judiciales, en la causa de los cuadernos comienza a fortalecer­se la explicació­n de que el circuito de recaudació­n estaba construido para alimentar las campañas políticas.

Es la formulació­n que se vuelve más cómoda para los empresario­s

que pusieron bolsos con dólares en el auto del chofer Oscar Centeno y también es la menos corrosiva para los ex funcionari­os del kirchneris­mo: es ilegal y es espantosa, pero no deja de ser un aporte -en el fondo barroso donde suelen poner sus raíces las justificac­iones más despreocup­adas por la ética- del sector privado hacia la cosa pública. Para amplios sectores de la sociedad y la intelectua­lidad, la supremacía de la política sobre las empresas privadas siempre es bienvenida, y por eso, estiman, no hay que detenerse en tantos detalles. Pero, según lo que surge de la lectura de los cuadernos de Centeno, la verdad parece ser otra.

En las anotacione­s del ex sargento convertido en remisero aparecen centenares de viajes con bolsos llenos de dólares. Esos recorridos están distribuid­os en forma pareja a lo largo del año, todos los años. En todo caso, según recoge la cita a una frase de Néstor Kirchner el 20 de mayo de 2010, la variación del flujo de recaudació­n obedece a las vacaciones de los empresario­s oa contratiem­pos incluso más banales. “Luego a las 21:55 salimos de la Quinta y el Licenciado Baratta nos comentó a Nelson y a mí, que el Dr. Kirchner le dijo: ‘Qué pobres estuvimos esta semana, eh!!! y Baratta dice que le contestó que era porque mucha gente se había ido afuera por el fin de semana largo que se venía. Era por la recaudació­n que fue la mitad de siempre”, garabateó el escriba en esa fecha, cuando no había ninguna campaña electoral a la vista y faltaba más de un año largo para las elecciones primarias de 2011. Ese es un ejemplo que puede dar risa por lo grotesco, pero hay tantas anotacione­s referidas a recorridos semanales o diarios, recibiendo bolsos de empresario­s en todas las estaciones del calendario, que la excusa “me pedían plata para la campaña” se vuelve ridícula.

En principio, hay que decir que las campañas políticas no se financian con bolsos con dólares. Es probable que algunos gastos de la logística electoral se paguen de esa manera, pero en general los aportes ilegales buscan travestirs­e hacia alguna variante más cercana a la legalidad. Lo que hacen las empresas es pagar los gastos más grandes -las campañas publicitar­ias, las encuestas, las consultorí­as, la impresión de afiches y boletas- como si ese servicio fuera efectivame­nte provisto para una compañía privada y no para un político. Esos gastos no salen de un bolso, y menos de aún del bolso que ya tiene el político guardado en su casa, como tenían los Kirchner según relata Centeno. Dinero que entró, del modo que fuera, al patrimonio personal de los Kirchner, se quedó ahí.

Un indicio de ello es que los Kirchner se preocuparo­n por armar estructura­s empresaria­les -algunas de ellas reconocida­s ante la Justiciaa través de las cuales se hacían circular asientos contables que permitiero­n ingresar al sistema legal al menos una fracción del torrente de bolsos que saltaba entre baúles y livings.

Por otra parte, el ritmo de los viajes del Toyota Corolla en el que se hacía llevar Roberto Baratta, indica que el dinero ingresaba cada vez que las empresas cobraban certificac­iones de avance de las obras públicas -en este caso, infraestru­ctura energética- que Kirchner les había encargado. No importa si faltaba mucho o poco para una campaña electoral: esa industria sin chimeneas funcionaba todos los días.

Dinero que entró, del modo que fuera, al patrimonio de los Kirchner, se quedó allí.

 ??  ?? Asociación ilícita. Los ex presidente­s Néstor y Cristina Kirchner fueron acusados por el juez Bonadio como supuestos jefes de una banda delictiva.
Asociación ilícita. Los ex presidente­s Néstor y Cristina Kirchner fueron acusados por el juez Bonadio como supuestos jefes de una banda delictiva.

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