Clarín

“La CIA y Miami intentan destruir a la izquierda en América latina”

- Barcelona. La Vanguardia

El ministro de Políticas Nacionales, Paul Oquist, se ha convertido en el portavoz en el exterior del gobierno sandinista, que trata de justificar sus acciones. En una entrevista telefónica con La Vanguardia, Oquist, pese a insinuar que la mano de la CIA se encuentra detrás de la violencia en el país, se suma a la “moda Trump” de acusar a la oposición de fabricar fake news y a las organizaci­ones críticas con Daniel Ortega (Amnistía Internacio­nal, el Alto Comisionad­o de los Derechos Humanos de la ONU, Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos…) de estar “politizada­s” y de ser “parciales”.

Y sostiene que esa estrategia no es nueva: “En América latina se extienden los golpes institucio­nales. El golpe contra Hugo Chávez en 2002 y todos los intentos de derrocar a Evo por parte de la CIA, el 28 de julio de 2009 en Honduras contra Manuel Zelaya, el golpe contra el presidente Lugo en Paraguay, el golpe en Brasil contra Dilma Rousseff… Están tratando de destruir a la izquierda en América latina. No sólo está la CIA implicada sino el aparato cubano-americano en Miami y sus representa­ntes en el gobierno norteameri­cano”.

- El gobierno de Nicaragua está recibiendo numerosas críticas internacio­nales por su gestión de la crisis. La semana pasada la ONU les urgía a cumplir sus obligacion­es en esta materia. ¿Daniel Ortega está respetando los derechos humanos?

- El gobierno ha invitado al Alto Comisionad­o de Derechos Humanos de la ONU, a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos de la OEA y a la UE para facilitar el proceso de paz en Nicaragua. Mi opinión sobre esos estudios de derechos humanos es que dependen mucho de órganos nacionales de derechos humanos que llevan décadas como opositores al gobierno. Son entidades sesgadas. Pero el mayor problema es que se centran en casos de actores estatales y no ven la película completa, ignoran a los actores no estatales. Así no se puede entender lo que hizo la policía. Por ejemplo, en Masaya la estación de policía fue rodeada durante dos semanas por hombres armados y enmascarad­os. Los policías no podían salir porque serían tiroteados. Estaban sitiados. Los últimos cinco días no tenían comida. Entonces se mandó un grupo de antimotine­s para llegar hasta ellos y rescatarle­s.

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