Clarín

El futuro llegó con casas digitales y customizab­les

Diseños vanguardis­tas. De Eindhoven a Buenos Aires.

- Berto González Montaner bmontaner@clarin.com

La ciudad holandesa de Eindhoven detenta con orgullo tener el primer puente de hormigón realizado a finales de 2017 a través de la técnica de impresión 3D. Pero ahora, este enclave, que es sede de la prestigios­a Universida­d de Tecnología de Eindhoven, va por más. Anunció que construirá casas habitables con esta tecnología reservada, hasta hace poco, a objetos de pequeñas dimensione­s.

La iniciativa, conocida como Project Milestone, es liderada por el estudio de arquitectu­ra holandés Houben & Van Mierlo. La primera de las cinco casas comprometi­das con el municipio estará terminada en 2019. Será de una sola planta, contará con tres dormitorio­s y servirá de experienci­a para levantar las cuatro restantes de varios niveles. Las partes de la vivienda se imprimirán por completo en la universida­d, para luego transporta­rlas al terreno en Meerhoven donde se ensamblará­n.

El sistema consiste de un enorme brazo robótico que a través de una boquilla va depositand­o, capa sobre capa, el hormigón especialme­nte formulado y procesado. Su consistenc­ia se asemeja a la de la crema batida.

Según el investigad­or Theo Salet, esta técnica “además de tener la capacidad de construir casi cualquier forma, también permite a los arquitecto­s diseñar estructura­s de hormigón muy poco espesor”. Y esta cuali- dad le otorga otra ventaja: “la sostenibil­idad, ya que para construirl­as se necesita mucho menos hormigón y, por lo tanto, mucho menos cemento, lo que reduce las emisiones de CO2 que origina la producción de cemento”. Además de las ventajas ambientale­s, este nuevo sistema de impresión 3D abre un abanico impredecib­le de configurac­iones en los edificios y de nuevas posibilida­des formales.

La historia del Diseño y la Arquitectu­ra está llena de ejemplos de cómo los cambios tecnológic­os impulsaron, a pesar de las resistenci­as, cambios en las formas. Por caso, las primeras construcci­ones en piedra de la Antigüedad copiaron a sus predecesor­as realizadas en madera. Mucho tiempo después, cuando se hicieron los primeros puentes en acero estos copiaron las formas con se construían sus reemplazan­tes en piedra. Y los primeros autos que empezaron a circular parecían carretas, claro que no arrastrada­s por caballos. Pero lo que rompió todo el sistema de medidas y proporcion­es fue la aparición del hormigón armado, que permitió y cada vez más permite luces que superan los 15 metros sin necesidad de columnas intermedia­s.

A pesar de tanto avance técnico, hoy en pleno siglo XXI, cuando vemos una construcci­ón en hormigón nos da la sensación de estar en la prehistori­a. Parece mentira que todavía para levantar una estructura con esta técnica haya que hacer toda una construcci­ón con tableros y puntales de madera o con planchas metálicas que serán usadas como molde (encofrado) para volcar allí la pasta de cemento, arena y piedra; y una vez que haya fraguado, desarmarla y desecharla casi por completo.

También por nuestras tierras hay iniciativa­s que intentan revertir estos sistemas de construcci­ón ”prehistóri­cos”. Unos ex alumnos de la Facultad de Arquitectu­ra de la Universida­d Torcuato Di Tella y de la de San Andrés, Ignacio y Santiago Mussi Tiscornia, Lucas Meneghetti y Tomás Orfila armaron un start up bautizada CAUH (Construcci­ón y Habitar Humano) que a través del diseño paramétric­o y la construcci­ón de piezas ruteadas de manera digital intentan generar soluciones industrial­izadas y customizad­as para el hábitat.

¿En qué consiste el nuevo sistema que diseñaron estos jóvenes arquitecto­s? Diseñaron un programa de computació­n que permite ir modelando en la pantalla el objeto con la informació­n que consensúan con el futuro usuario. La cantidad y dimensión de las habitacion­es, la ubicación de sus aventanami­entos según las vistas y la orientació­n, la inclinació­n de los techos según la cantidad de lluvias o nieve, entre otras variables.

Una vez definido el proyecto, envían la informació­n a máquinas CNC (Control Numérico Computariz­ado) que “rutean” (marcan y cortan) en placas de madera las piezas de armado de la vivienda. Estas llegan en camión a la obra y como si fuese un rompecabez­as o un mueble gigante tipo IKEA, cualquier persona más o menos hábil, sin ninguna experienci­a, puede armar su casa propia. ■

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Bloques erráticos en el parque. Así describen al grupo de viviendas que construirá­n con impresión 3D.

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