EE.UU.: escándalo por los hijos de migrantes que terminan en jaulas
México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Unicef dijeron que era “inhumano”. Trump defendió su política.
Las imágenes y los testimonios desgarradores de niños centroamericanos separados de sus padres, encerrados en siniestras jaulas metálicas, despertó la condena general contra la política anti inmigración que lleva adelante el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos. El mandatario, lejos de sentirse afectado, justificó la crueldad del operativo. “Cuando procesas a los padres por entrar en el país ilegalmente, tienes que quitarles a los niños”, argumentó.
La difusión, el lunes, de una grabación de audio en la que se escuchan voces de chicos que hablan español y lloran por sus padres en uno de los centros de detención de inmigrantes en el sur de Estados Unidos, conmovió a todo el mundo y alimentó la indignación. “¡Papá! ¡Papá!”, dice un niño entre sollozos, mientras una nena grita “Mami, quiero a mi mami”.
Estos audios, entre otros obtenidos y divulgados por la organización ProPublica, se multiplicaron en las redes sociales y en los diferentes sitios, provocando la reacción de El Salvador, México, Guatemala y Honduras, de donde provienen la mayoría de los inmigrantes detenidos.
Esa política “conlleva a una violación de los derechos humanos, así como a un aumento de las vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes”, dijo el gobierno de El Salvador. El canciller de México, Luis Videgaray, ca- lificó de “cruel e inhumana” la medida de Washington. “No podemos ser indiferentes ante un hecho que claramente representa una violación a los derechos humanos y que pone en situación de vulnerabilidad a niños menores”, señaló.
La canciller de Guatemala, Sandra Jovel, informó que de los 2.342 menores separados de sus padres en la frontera sur de Estados Unidos, 465 son niños guatemaltecos.
La directora de Unicef, el organismo de la ONU dedicado a la infancia, dijo que las historias “son dramáticas”. “La detención y la separación son experiencias traumáticas que pueden dejar a niños más vulnerables a la explotación y el abuso”, afirmó Henrietta Fore.
Pese a la ola de condenas, el presidente Donald Trump aseguró ayer que su administración seguirá separando a las familias de indocumentados en la frontera con México. Y acusó a los demócratas de querer “infestar” el país con inmigrantes.
“Yo no quiero niños siendo retira- dos de sus padres. Pero cuando buscamos procesar a los padres por venir aquí ilegalmente, algo que se debe hacer, hay que separar a los niños”, dijo el mandatario en un discurso ante pequeños empresarios. “Estados Unidos no será un campamento de migrantes ni un centro de refugiados. No durante mi presidencia. Sea políticamente correcto o no, nuestro país necesita seguridad; no podemos permitir que la gente entre sin trabas”, afirmó el magnate inmobiliario.
Trump amenazó incluso con quitar las ayudas estadounidenses a los países de los que proceden los inmigrantes. Hay países que “abusan” de Estados Unidos enviando “a gente mala”, dijo. “No vamos a seguir dando ayuda a esos países”, manifestó.
La mayoría de los inmigrantes indocumentados que cruza desde México procede de los países centroamericanos del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) y llega a EE.UU. huyendo de la violencia allí. La política de “tolerancia cero” que aplica la administración de Trump contempla la separación de los niños de su padre como medida para desincentivar la llegada de inmigrantes ilegales.
El fiscal general del Estado, el ultraconservador Jeff Sessions, ordenó que todos los sin papeles detenidos tras entrar en el país sean procesados con cargos penales. Hasta ahora se les imputaban por lo general cargos civiles. Como los menores no pueden ir a prisiones como sus padres, los envían a centros de detenciones provisorios, muchos de los cuales tienen oprobiosas jaulas donde encierran a los niños. El problema, dicen los especialistas, no son las leyes sino las políticas que aplica el gobierno de Trump. ■