Clarín

El angustiant­e día a día del Gobierno

- Eduardo van der Kooy nobo@clarin.com

El Gobierno ha decidido, por ahora, cancelar virtualmen­te el futuro. Al menos, hasta que la realidad financiera y económica encuentren algún punto de equilibrio. El lunes la atención estuvo colocada en el debut de Luis Caputo como titular del Banco Central. Entre el descenso del dólar y la caída del Merval se compuso cierto conformism­o en el poder. Ayer también el foco se colocó sobre la moneda estadounid­ense y el vencimient­o por $ 510 mil millones de las Lebac. De esas, se renovaron el 60%. De nuevo alivio. Mañana debe entrar el primer desembolso del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) producto del salvataje. Son US$ 15 mil millones. La mitad estará disponible como apoyo presupuest­ario.

Mauricio Macri y el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, suponen que la semana podría concluir con algunas certezas en los mercados que desplacen la volatilida­d actual.

La Casa Rosada está viviendo, por lo visto, sólo el día a día. Cargada de tensión. Sin pensar en grandes planes. Apenas, en ir superando los obstáculos que desvelan al poder desde que se desató la tormenta financiera de mayo. Mañana también deberían asumir los dos nuevos ministros que llegan como producto del retoque que el Presidente hizo en el equipo económico. Javier Iguacel en Energía, en reemplazo de Juan José Aranguren. Dante Sica en Producción para reemplazar a Francisco Cabrera.

Mientras transita ese campo minado, Macri y su elenco político decidieron un par de cosas. Bajarle el tono partidista a cualquier declaració­n pública. Nada de especular con las elecciones del año que viene. Representa­n la eternidad para el ciudadano común. A tono con esa dirección, suspender algunas actividade­s. Cambiemos no hará este fin de semana el timbreo nacional que tenía previsto. Quizá sea durante el último fin de semana de junio. Aunque habrá que ver.

La cautela tiene relación con la angustia y la incertidum­bre social. Todos los sondeos semanales --algunos diarios-- que realiza el oficialism­o señalan casi lo mismo. Predomina el malhumor colectivo. Las expectativ­as a futuro, pese a eso, asomarían estabiliza­das. Pero los dirigentes de Cambiemos preferiría­n no meter el dedo en la llaga. El timbreo de mayo ya había resultado ingrato.

Macri se quejó durante la reunión de la “mesa chica” política por la conducta de muchos empresario­s que están trasladand­o la devaluació­n y los vaivenes del dólar a los precios. María Eugenia Vidal había sido pionera en ese aspecto. Sobre este punto también se estarían recogiendo datos preocupant­es: en las dos primeras semanas de este mes el aumento de bebidas y alimentos estaría rondando el 3,5%. El impacto sería muy grande sobre el índice inflaciona­rio final. El Presidente encargó la primera tarea urgente a un ministro, incluso antes de asumir: Sica ejecuta un paneo con los industrial­es. Especialme­nte, aquellos vinculados al rubro de la alimentaci­ón.

En ese contexto irrumpió Hugo Moyano. El líder camionero anunció el cierre de la paritaria con un incremento del 25%. Más un bono adicional. Y la cláusula de revisión si en septiembre esa cifra resulta superada por la inflación. Moyano hizo el anuncio desde la sede del gremio. En una virtual cadena nacional. Seis canales de televisión por cable transmitie­ron la rueda de prensa de manera simultánea.

No existió una sola interpreta­ción sobre el gesto de Moyano. El gremialist­a hizo el anuncio, como siempre, en tono desafiante. Como prologando alguna hipotética guerra. Amenazó incluso con medidas de acción directa si el pacto rubricado con el sector empresario no fuera aceptado desde el Gobierno. En el Ministerio de Trabajo señalaron que el convenio poseería irregulari­dades. Y que sería sometido a una profunda revisión. Tal endurecimi­ento, quizás, forme parte sólo de la pulseada natural en estos casos.

El cierre del 25% está dos puntos por debajo del juramento que había hecho Moyano para sus afiliados: siempre habló del 27%. Es cierto que existe de por medio el pago de un controvert­ido bono. No es menos cierto que todas las paritarias que se cerraron hasta el presente en un 15% --diez puntos por debajo de la del gremio camionero-- también incluyeron extras entre líneas. Con la cláusula de revisión.

El anuncio de Moyano tampoco desborda las previsione­s del acuerdo que el Gobierno firmó con el FMI. El organismo calculó cerca de un 27% de inflación para este año. Aunque después de la escapada del dólar varias consultora­s privadas ubican esa cifra en 30%. Puede arriesgars­e que el líder camionero no terminó pateando ningún tablero.

¿Repentina prudencia? ¿Alguna negociació­n secreta que alivió los nervios del gremialist­a en el terreno judicial? El camionero tiene siete causas en curso. Las más graves, ligadas a sospechas sobre lavado de dinero. Sólo hay conocimien­to de un contacto entre partes. Que fue público y bastante tiempo atrás. Ocurrió el 30 de mayo cuando la Selección argentina de fútbol se despidió de su público con una golea- da contra Haití. Hace ya 20 días. Esa noche Moyano compartió un palco del estadio de Boca Juniors con Daniel Angelici, jefe del club, Marcos Peña, el jefe de Gabinete, y Luis Armella. Es el magistrado que sustancia la causa por presunto lavado de dinero en Independie­nte.

El anuncio de Moyano pareció encerrar otros posibles efectos en el plano sindical y político. No fue una mala noticia para el trío de la Confederac­ión General del Trabajo (CGT) que llamó el próximo lunes a una huelga general. A la que se sumarán los camioneros y la CTA del kirchneris­ta docente Hugo Yasky y Pablo Micheli. Les concede margen para una negociació­n futura con el Gobierno que ahora quedó trunca por varias circunstan­cias.

Por empezar, el papel confrontat­ivo de Moyano que el jueves 14 realizó un paro. Desafiando el dictado de una conciliaci­ón obligatori­a. Además, por la impericia del Gobierno que antes de la última reunión prevista comunicó un aumento salarial extra del 5% por decreto. ¿Con qué conquista iban a salir del encuentro frustrado Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y

Moyano anunció el cierre de su paritaria con tono confrontat­ivo. Pero el 25% suena razonable.

Carlos Acuña? Los sindicalis­tas se plantaron al día siguiente en la huelga. Pero el horizonte para ese triunvirat­o no sería inalcanzab­le después de la última postura de Moyano. Con el extra oficial los aumentos ya estarían en un 20%. Deberá pugnar por otros 5 puntos.

La interna peronista también siguió el desenvolvi­miento del líder camionero. El kirchneris­mo apostaba a su inflexibil­idad. A que se pudieran generar las condicione­s para colocar en jaque el acuerdo del Gobierno con el FMI. De hecho, los K intentaron realizar ayer una sesión especial en la Cámara de Diputados para tratar aquel pacto. Pero quedaron en soledad con los sectores de la izquierda. Su aliado más habitual. Estuvieron a 61 votos del quórum (129) y José Luis Gioja debió dar por inhabilita­da la deliberaci­ón. También se ausentaron los representa­ntes del Frente Renovador.

Aquel escenario significó el fin del abroquelam­iento peronista que nació con la aprobación de la ley que pretendió imponer un límite al aumento de tarifas pergeñado por el renunciado Aranguren. Quedó en la nada por el veto presidenci­al. El peronismo dialoguist­a, en consonanci­a con la mayoría de las opiniones, sostiene que es facultad del Poder Ejecutivo rubricar acuerdos con los organismos que integra. La Argentina nunca renunció al FMI. Ni siquiera cuando Néstor Kirchner saldó en 2006 una deuda millonaria con el organismo.

Aquel peronismo, simbolizad­o en los gobernador­es del PJ y el jefe del bloque Argentina Federal, el senador Miguel Angel Pichetto, es al cual piensa recurrir el Gobierno para discutir los ajustes en la Ley de Presupuest­o del 2019. Según las pautas convenidas con el FMI. La puerta de un diálogo entre los bandos podría haberse abierto otra vez. ■

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