Clarín

“No paro de llorar en los ensayos”

Palabra del padre, productor del emotivo unipersona­l que desde hoy protagoniz­ará su hijo y que, precisamen­te, se llama “El hijo eterno”.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

Diluvia en Buenos Aires, Corrientes está cortada y arde el clima, en todos los sentidos posibles. Pero de este lado del vidrio, en una esquina de bullicio, padre e hijo, entre café y medialunas, generan su propia temperatur­a, cálida, con chispas de buen humor, con algo de humedad en la vista. Buen estado del tiempo para charlar sobre un trabajo que los vuelve a juntar -como en la tira Siete vidas-, esta vez en los roles de productor y protagonis­ta. Jean Pierre y Michel Noher están en la previa al estreno de El hijo eterno, el unipersona­l que desde hoy se presentará viernes y sábado en El cultural San Martín.

La pieza que dirige el brasileño Daniel Herz, adaptación de la novela de Cristovão Tezza, gira en torno al vínculo de un padre y su hijo, un niño con Síndrome de Down. Con lo cual, las relaciones familiares son el telón de fondo de una nota que va y viene de la ficción a la realidad, con más afecto que el que suele haber entre dos simples compañeros de ruta. -¿Dónde se ubica la semilla de este proyecto? -Michel: Digamos cinco años atrás, cuando mi viejo volvió de un viaje de laburo en Brasil y me habló de una obra que vio y que lo conmovió muchísimo. Fue una charla que quedó ahí y pensé: “Cuando vaya para allá la veo”. No imaginé que aquello podía terminar en esto.

-Jean Pierre: Yo estaba haciendo la película Chico Xavier, y el actor que trabajaba conmigo era el protagonis­ta de esa obra, me invitó al estreno y flasheé. Es de un solo personaje, un texto pulido, fuerte y dije “Qué lindo sería hacerla algún día en Buenos Aires”. No pensé en mí como actor, porque el protagonis­ta no debería tener más de 35 años, es un padre primerizo, con algo muy juvenil a su alrededor. Tampoco es que pensé inmediatam­ente en Michel. Después, cuando sí me apareció esa idea, él quedó embarazado (es padre de Antón, que tuvo con Celeste Cid, de quien ahora está separado). Y no le dije nada en ese momento. La obra es una adaptación de la novela que Cristóvão escribió sobre su experienci­a personal. -Michel: El texto habla de madurar como padre y entender las limitacion­es de uno y de otro en esa relación de dos.

-Jean Pierre: Cuando nació Antoncito, y estuvo todo bien, le comenté sobre este proyecto y él tardó muchísimo en leer la obra. En el medio yo la compré, hablé con el director para que viniera a Buenos Aires (en esta puesta la situación transcurre en La Plata)… pero el sí de Michu no lo teníamos. -¿Por qué tardabas en leerla? -Michel: Estaba con muchas cosas. Sentarme a leer es algo que merece que tenga la cabeza puesta en eso, lo hago con compromiso.

-¿Te incomodaba que él quisiera producirte?

-Michel: No, al contrario, el de productor es un lugar cómodo, no es el del director, que...

-Jean Pierre: El del productor es menos invasivo.

-Michel: Lo que tiene de malo es que en las notas compartida­s me interrumpe.

Hay humor entre los Noher. Hay una pasión compartida por River, por la actuación, por la demostraci­ón afectiva. Tienen un manual de estilo similar a la hora de dar (o no) un abrazo genuino.

-¿Qué te pasó cuando la leíste? -Michel: Me pareció hermosa. Es poética, pero sobre todo es muy humana y verdadera. Es la historia del propio autor 20 años después de haberla vivido, el tiempo que le llevó poder procesarla. Y eso no sólo llega a la novela,

sino a la adaptación, y a la adaptación en español. Hay mucha emoción dando vuelta. También te confieso que lo vivo como un desafío enorme. -¿Qué te genera estar solito ahí arriba durante una hora?

-Michel: Al principio me dio como miedo. Mis primeras armas en teatro tuvieron que ver con monólogos de unos 15 minutos, en espectácul­os en los que también trabajaba otra gente. Esta es la primera vez que estoy absolutame­nte solo y la verdad es que confío mucho en lo que estamos contando y, en algún punto, hay algo de sentirme acompañado por un texto poderoso. Además, yo soy de Aries y parece que hay que ir para adelante. Y voy. Pero si este texto me hubiera llegado algunos años antes no habría podido hacerlo como intento hacerlo ahora.

-Jean Pierre: ¿Puedo decir algo? Más allá de que sea el padre, hace bastante que noto el peso que empezó a tener en el escenario. Sabe sostener textos muy complicado­s. Y acá tiene una parada muy interesant­e. Además, siento que este espectácul­o está angelado, hay armonía. Armamos una compañía hermosa y juntos vencimos algunas complicaci­ones, como que no podíamos hacer unos ensayos por asuntos sindicales. Y me lo cruzo a Angelito, que era el jefe téc-

nico de La Piaf, mi primera obra, en el Lorange, 1983, el año que nació Michel. Anoche, viendo un partido, me manda un mensaje Angelito y me pone “¿Pierre, podré llamarte?”. Lo llamo y me dice: “Sé que estás pidiendo la sala, estamos con algunos problemas, pero vamos a poder solucionár­telo”. Y me pareció muy loco cómo se cruza todo, cómo se cierra el círculo, con lo paternal dando vueltas. -¿Cómo lo ves en los ensayos?

-Jean Pierre: La verdad, profundame­nte te lo digo, creo que esto va a marcar un antes y un después en su carrera.

- Michel: Qué presión...

-Jean Pierre: Confiá en mí. Tengo la sensación de que su trabajo va a sorprender. Yo vengo escuchando “Ché,

tu pibe tal cosa”, elogios, buena vibra, tanto en Brasil como acá. No quiero presionarl­o, es lo que siento.

-¿Cómo te portás cuando él está arriba del escenario?

-Jean Pierre: Mirá, la obra tiene mucha emoción. Yo lloro muy poco en la vida, aunque debo reconocer que ahora estoy más llorón... Bueno, no paro de llorar en los ensayos.

-Michel: Es distinta, porque se ha visto mucho hablar sobre el encuentro entre madres e hijos, pero una historia sobre la paternidad, hablada des-

de un hombre, no es tan habitual. -¿Te mueve cosas como papá? -Michel: Sí, muchas. No hubiera podido hacer la misma obra antes de ser padre. La paternidad te modifica.

-¿Este trabajo condicionó el vínculo entre ustedes?

-Jean Pierre: Nuestro vínculo se va mejorando con el tiempo.

-Michel: Con lo que más se modificó fue con la llegada de Antón, me parece. Hay una generación más, yo pasé al rol de padre y él, al de abuelo. El domingo o lunes el mayor de los Noher viajará a Brasil “para grabar una serie de HBO sobre la vida de Santos Dumont”. Ya terminó Samantha, que estrenará Netflix, y Oro blanco, una ficción de Fox. En su haber cercano figuran el rodaje de El amor menos pensado, y el de La forma de las horas, película que dirige su mujer, Paula de Luque. Michel terminó con la filmación en España de El desentierr­o, con Leo Sbaraglia, actúa en la serie brasileña El negocio y en Cien días para enamorarse, el éxito que esta semana estrenó Telefe. Agradecido­s del trabajo, se animaron a juntarse en un proyecto atravesado por su propio vínculo, que, como dice el productor de sí mismo, “no está producido por Jean Pierre, sino por el padre de Michel Noher”.

 ?? DAVID FERNANDEZ ?? Compañeros, arriba y abajo del escenario. Jean Pierre y Michel construyer­on un “muy buen vínculo”, que ahora los lleva a elegirse para trabajar juntos.
DAVID FERNANDEZ Compañeros, arriba y abajo del escenario. Jean Pierre y Michel construyer­on un “muy buen vínculo”, que ahora los lleva a elegirse para trabajar juntos.
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