Clarín

Una oportunida­d para mejorar la formación docente

- Mario Giannoni y Sergio Abrevaya Ex ministro de Educación de la Ciudad y Legislador de la Ciudad, respectiva­mente

Un debate muy importante se está desarrolla­ndo en la Ciudad. Mejorar la formación de los educadores es una necesidad imperiosa y requiere atención prioritari­a, largamente demandada. El Gobierno porteño presentó una iniciativa con proyecto de ley ante la Legislatur­a. Si la creación de una universida­d para maestros, reuniendo en su interior a los institutos terciarios existentes es el mejor camino para lograrlo es, al menos, discutible.

El Gobierno tiene la posibilida­d de no enamorarse de su idea original, escuchar alternativ­as y abrir el camino para construir un proyecto posible. Los docentes, los estudiante­s (futuros educadores) y, especialme­nte la dirigencia sindical, tendrían que poder analizar las propuestas de políticas educativas que, con su participac­ión activa, pueden resultar en beneficio del conjunto.

La nueva universida­d nace como una institució­n totalmente de este siglo. No incorpora a los institutos, coexisten. Sería un ámbito de enseñanza, investigac­ión y docencia. Un espacio de interacció­n entre educadores, ingenieros y analistas de sistemas, sociólogos, antropólog­os, filósofos. Un espacio para conocer las culturas juveniles, de inmersión en la cultura digital y en sus vínculos en constante renovación con la educación y el mundo del trabajo.

Los institutos continúan con su tarea y asumen un compromiso con la mejora continua en búsqueda de la excelencia. Ahora, hay que asumir responsabl­emente que si no hay alumnos suficiente­s, no hay instituto. No hay argumento razonable que pueda defender lo contrario.

Con la creación de la nueva universida­d se reorganiza todo el sistema de educación superior, articuland­o las institucio­nes existentes y la recienteme­nte creada en base a un sistema de créditos. Los planes de estudios tienen un núcleo duro de materias y actividade­s obligatori­as y otras optativas. Algunas de ellas podrán cursarse en cualquiera de los profesorad­os y en las universida­des que se sumen a la propuesta. Los estudiante­s podrán armar, en parte, un currículum ligado a sus intereses más específico­s.

La nueva universida­d ofrecerá actividade­s, cursos y materias con modalidad a distancia y on line. Incluyendo algunas de las que son obligatori­as en los planes de estudios y muchas de las optativas. Los alumnos podrán tomar cursos presencial­es en los institutos y reforzarlo­s con cursos on line de la universida­d. En convenios con universida­des argentinas y extranjera­s se pueden ofrecer rápidament­e una serie de cursos complement­arios de los que hoy se dictan, mientras se desarrolla la producción propia. Se concentra aquí toda la energía innovadora que se pueda incorporar.

El Gobierno promoverá que entre la nueva universida­d y los institutos surjan instancias y mecanismos de articulaci­ón de cara a un mutuo enriquecim­iento. Se abrió una oportunida­d. Tratemos de no desaprovec­harla. Si bien no es aceptable una propuesta de reforma arrasadora, menos lo es el inmovilism­o como alternativ­a. Hay una decisión política de cambiar. Hay muchos y valiosos recursos en el nivel superior de la educación porteña, seamos capaces de potenciarl­os y organizarl­os para enfrentar los nuevos desafíos. ■

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