Alberto Fernández refuta una nota y defiende a Rafecas
En la edición de Clarín del 24 de noviembre, bajo el título “Ahijado de Righi, un juez que siguió la agenda política” se afirmó que el juez federal Daniel Rafecas “había llegado a su cargo de la mano Esteban Righi” y “del entonces poderoso jefe de Gabinete Alberto Fernández”. La nota está impregnada de una intencionalidad que poco ayuda a informar adecuadamente y afirma cosas que creo necesario aclarar en honor a la verdad.
Daniel Rafecas no llegó a su cargo por el impulso de Esteban Righi (quien no era Procurador General por entonces) ni porque yo le haya brindado “una mano”. Al arribar al gobierno el Consejo de la Magistratura (donde no había representantes de un “kirchnerismo” que como tal no existía en ese momento) había elevado diversos nombres para ocupar cargos de jueces federales en la Ciudad de Buenos Aires.
Entre esos nombres estaba el de Daniel Rafecas junto al de Guillermo Montenegro (des- pués ministro de Mauricio Macri en la Ciudad y hoy diputado oficialista). Ambos fueron designados jueces federales sin que mediara discriminación alguna por su pensamiento. Ellos, como los demás designados, sólo fueron valorados por sus antecedentes profesionales y académicos.
Más allá de la intencionalidad de quien escribe aquella nota, Rafecas nunca necesitó del impulso de nadie para ocupar el cargo que hoy ocupa. Le sobra honestidad, capacidad y conocimiento para estar donde está.
Sé que hoy, por acción del oficialismo, su conducta es analizada en el Consejo de la Magistratura. Lamento que el radicalismo no le perdone que haya investigado y desentrañado lo ocurrido cuando el Gobierno de Fernando de la Rúa obtuvo la recordada “Ley Banelco” .
También lamento que los llamados defensores del “Estado de Derecho” que actualmente gobiernan, lo persigan por el disgusto que les causó que desestimara la denuncia que el extinto fiscal Alberto Nisman formulara a partir del denominado “Pacto con Irán”.
Confieso que en su momento critiqué ese fa- llo por la premura con que fue dictado, pero no puedo dejar de reconocer que estuvo sobradamente fundado con argumentos jurídicos más que suficientes.
He sido y soy crítico del modo en que el poder político interfiere en la administración de justicia. Pero quisiera que los odios que en muchos persisten, no sirvan de razón suficiente para perseguir a fiscales y jueces por lo que en derecho deciden.
Y espero también que la prensa no colabore con semejante fin sembrando dudas donde no existen. Alberto A. Fernández DNI.: 13.482.686