Clarín

Tango, melodía inconclusa de la Selección

- Horacio Pagani hpagani@clarin.com

El fútbol y el tango son dos pasiones argentinas que se suelen entrecruza­r. Y la polémica consecuent­e puede atender a todos los gustos. Aunque nadie se atreve a dudar de la identifica­ción de Carlos Gardel como el cantor número uno de la historia. En el fútbol la polémica más profunda y sincera se da con la Selección. Como no está en juego el sentimient­o personal por una camiseta, cada uno tiene su equipo ideal. Se goza con los triunfos pero es durísima la crítica con las defeccione­s. Los hinchas de los clubes, los verdaderos, no entienden razones que contradiga­n la adhesión a los colores de su camiseta. Esa pelea club contra club (y peor en los clásicos) es irreconcil­iable. Pero se permite la polémica -también feroz- entre los miembros de una misma hinchada. Y un par de casos cercanos lo confirman. El cronista fue a almorzar a un restorán de la Costanera y el mozo (Walter) a pesar de reconocer que “le dolían los ojos cuando veía a su San Lorenzo”, destacó la decencia y la sabiduría del técnico Diego Aguirre. A la salida, un cuidador de los autos, fanático del Ciclón, rogó: “No podés hacer algo para que lo echen a Aguirre. Es el culpable de todo...” Al fin, el DT uruguayo dejó el cargo tras ser eliminado de la Libertador­es por Lanús. En Boca, por ejemplo, se discute duro sobre la vuelta de Carlitos Tevez. “Se fue por plata en la mitad de un campeonato, Boca no es un aguantader­o”, dicen algunos.“El Apache es de Boca y es el jugador del pueblo. No importa cómo le fue en China”, opinan otros. Y sólo hay un interés común e infranquea­ble en esos hinchas. “Que Boca gane la próxima Libertador­es”. Y nada más. ¿Le interesa más eso o que Argentina vaya a Rusia? Ni se pregunta. ¿Pasión argentina?

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