Clarín

De Boca a la Selección y de la mano del Mellizo Guillermo

Son figuras del último campeón, pero tuvieron que superar muchos obstáculos. El técnico fue clave.

- Matías Bustos Milla mbmilla@clarin.com

La foto es la final, con ellos citados a la Selección de cara al partido más decisivo de los últimos tiempos para Messi y compañía. Pero Fernando Gago, Pablo Pérez y Darío Benedetto tienen historias detrás que explican su recorrido hasta llegar a la lista que brindó Sampaoli. De cuestionad­os a compartir con Messi. De las dudas a la alegría. De Boca a la Selección.

¿Cómo? Así. La Copa América de 2015 fue el último registro de Gago con la albicelest­e, un lugar al que asistió casi sin interrupci­ones durante una década y que incluyó una sociedad que el propio Messi ponderó. “Gago es el mejor jugador del país junto con Tevez”, expresó Guillermo Barros Schelotto cuando asumió en el banco de Boca. Desde el comienzo entendió que desde los pies de Pintita iba a constituir­se su equipo. Pero lo tuvo poco en 2016. La lesión en abril en el tendón de Aquiles ante River, la segunda consecutiv­a, fue un clic en la cabeza del volante.

“No puedo pensar en volver a la Selección cuando hace meses pensé en dejar el fútbol”, le confesó a Clarín justo antes de comenzar con un 2017 en alza. Su influencia en el equipo fue de menor a mayor y creció con el cambio de posición: Guillermo lo sacó del centro de la cancha tras la caída en el Superclási­co (marcó un gol) y desde entonces su botín derecho se transformó en una puñalada para los rivales. En los 24 partidos que jugó tras su vuelta, Boca ganó 19 veces, empató 2 y perdió 3. Capitán y líder para el Mellizo, Gago se ganó la convocator­ia de Sampaoli a partir de lo mucho que Boca le sacó provecho a sus intervenci­ones desde un mediocampo que se mueve a su ritmo.

Y él, con la lupa del DT de la Selección sobre su espalda, sumó algo más de sacrificio para las últimas jornadas. Es, quizá, el único de los tres citados que tiene chances de ser titular en el mediocampo. “No hay que darle todas las pelotas a Messi, hay que darle buenas pelotas a Messi”, fue la reflexión de Pintita. Tiene razón quien fue uno de los pocos hombres del fútbol local en asistir al casamiento de Lionel hace meses. Marca, pese a su ausencia en la Selección en dos años, que el vínculo con el grupo y el crack del Barcelona también excede a lo que pasa en el campo de juego.

El camino de Pablo Pérez fue todavía con más espinas. Lo trajo Arruabarre­na a Boca en 2015 y ya suma 87 juegos en el club. Siempre cuestionad­o por sus amonestaci­ones, también se ganó el puesto en base a rendimient­os con picos altos. Su expulsión ante River a los 8 minutos del partido fue un quiebre. El DT habló con él y le aclaró que su indiscipli­na era capaz de costarle el puesto y hasta la salida de Boca. Tras eso, Pérez se corrigió y una buena pretempora­da a cargo de Javier Valdecanto­s lo transformó en vital. En enero, por expreso pedido de Gabriel Milito, estuvo cerca de emigrar a Independie­nte. Pero habló con Guillermo, entendió el rol que tendría en el plantel y en el equipo. Por eso se quedó. Pérez jugó 29 de las 30 fechas del campeón y en este semestre incorporó su decisión para ir hacia el área, algo que no tenía con esa voracidad desde el 2013, cuando fue campeón con Newell’s. Pérez cambió las infraccion­es infantiles por un liderazgo en el vestuario compartido con Gago. Y tras una charla con Sampaoli (lo dirigió en Emelec en 2010) en Ezeiza, sus chances crecieron. Los 4 goles en 8 partidos de esta parte del año explican su citación. “Siempre fue un entrenador que me dio mucha informació­n. El sabe las soluciones o no que puedo darle porque me conoce”, explicó Pérez, quien esperaba el llamado para la doble fecha anterior y no tanto para esta.

La historia con más vértigo es la de Darío Benedetto, quien ya había participad­o de la convocator­ia anterior (ingresó media hora frente a Venezuela) como un premio a un año rompiendo cualquier expectativ­a. En la semana se cumplió un año de sus primeros goles con la camiseta de Boca por el torneo local (tres a Quilmes) y sirvió para tomar dimensión de cómo la vida futbolista puede dar un giro abrupto en 365 días. Benedetto es un doble acierto de Guillermo. Primero, porque puso la mirada en él para reforzar el ataque. Luego, para sostenerlo cuando en el verano de este año se imponía el ingreso de Bou en el once titular. Los 31 goles en 38 partidos explican todo el resto.

“Está a la par de los jugadores de Europa, no tengo dudas de que es el mejor 9 del país”, dijo Guillermo. Y Benedetto agradece cada palabra de un DT que diseñó un equipo para transforma­rlo en un goleador inapelable. Quizá le toque ser suplente de Icardi, pero su aura y confianza, sumados a que el escenario será la Bombonera, hacen pensar que si se lo necesita, el Pipa (vaya paradoja, comparte apodo con Higuaín), saltará al campo de juego del equipo que es hincha, pero vestido de celeste y blanco. ■

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Gago. Vuelve a la Selección tras dos años.
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Pérez. Sampaoli ya lo dirigió y lo convoca.
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Benedetto. Una nueva chance para el 9.

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