Clarín

CARA A CARA

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vos, pero Macron, de 39 años, tiene la biografía clásica de un dirigente político francés, fue graduado en la ENA (Escuela Nacional de Administra­ción). Aun donde se debilitan los partidos, los políticos son de formación política.

- Salvo hoy el caso de Trump. Usted lo ha equiparado con Macri...

-Claro, por el origen social, no por el estilo. Macri fue a un colegio donde se ve que le brindaron mejores modales que al que fue Trump. Pero si uno ve las carreras de ambos, bueno...Pero mejor no equipararl­o porque los macristas se ponen como locos. -¿Hay exceso de marketing en la política?

-Lo que hay es un exceso de políticos que no saben hablar. No se puede comparar los timbreos de Macri, que es un político de frases cortas, repetitiva­s, muy pobres con lo que hizo Cristina el otro día. Hay que plantarse frente a 15 mil personas, hacerlos ascender a su lado. El marketing político lo conocí con Alfonsín, lo hizo muy bien David Ratto que inventó esto (hace el gesto de las dos manos cruzadas a un lado)

que fue un ícono de la campaña. Pero después a Alfonsín había que pararlo cuando empezaba a hablar. La cuestión con Macri es que a lo mejor aprende. A hablar se aprende. Ahora si todo el tiempo le están diciendo que hablar no vale la pena, tampoco va a aprender. -¿Le irá bien en octubre a Cambiemos?

-A ver, ¿qué quiere decir bien? Porque en el balotaje ganó por muy poquito. Vamos a ver cuánto le construyó María Eugenia; para que la gente vaya a votar no hay que darle la boleta, ese es un pensamient­o grosero. Para que la gente vaya a votar desde el tercer cinturón hay que hacer que llegue a los lugares de votación, ponérselos más cerca, eso es lo que hicieron los punteros peronistas toda su vida. No sé cuánto de esa complejida­d territoria­l que los radicales en muchos lados le dieron a Macri en la elección presidenci­al, ha construido María Eugenia. -¿Cómo ve el gobierno de Vidal?

-Convengamo­s que tiene un distrito extremadam­ente difícil, que además Cristina, para que nadie le hiciera sombra, maltrató en la persona de Scioli. Macri ha demostrado inteligenc­ia en que a ese distrito hay que maltratarl­o lo menos posible. O sea que ella gobierna con el apoyo del Gobierno. Lo que se mantiene es lo que se mantiene desde Duhalde en este país. Chiche ya había organizado las manzaneras y Duhalde expandió y consolidó los planes. Una biografía política extraordin­aria: tomó la crisis, la atravesó y entregó un país relativame­nte en orden a Kirchner, dejándole un ministro de Economía como Lavagna. -¿Qué balance hace de la gestión de Macri?

-Yo me haría una pregunta: ¿no sabían lo que iban a encontrar? Tienen economista­s, asesores... Tenían que decir que nuestro ideal era la felicidad y la pobreza cero que no existe ni en Alemania. A partir de ahí, ¿a quién estaban interpelan­do con ese diagnóstic­o tramposo? Por supuesto hay que bajarlo lentamente; salen los índices de pobreza que son los mismos que durante el kirchneris­mo o más, y los tienen que bajar. Yo, que no entiendo nada de economía, me pregunto: ¿cómo pudieron ser tan incautos o tan mentirosos? -¿Qué aciertos y qué errores señalaría?

-El primero, que creo es por desinterés, pero me parece un acierto, es que no agite la cuestión territoria­l de las Malvinas. Después, vincularse con el mundo, esa política exterior es un acierto. Tenerla a Merkel un día acá, escuchar que los empresario­s alemanes le digan, como le dijeron a Macri, “hasta que no inviertan argentinos, no van a ver un euro”,

es un acierto, por lo menos él lo registrará. Y los errores son de discurso, ya hemos hablado de eso, y económicos. Yo presumo que es probable que se pueda dar mejor el dinero, ser más

altos algunos subsidios, por ahí necesitás un economista y un administra­tivista. Es muy mediocre el Gobierno en esos términos y no le ha salido ninguna de las apuestas. -¿Cómo ve la relación con la Justicia?

-Tendía a creerle a Carrió en su impugnació­n de Angelici y de otros operadores. Ahora Carrió se ha callado porque Macri le dijo “por

favor, Lilita, vienen las elecciones”, pero tendía a creerle que Angelici andaba ahí favorecien­do. De todas maneras, van a tener escenarios malos. Lo de Odebrecht llega a la familia de Macri por Calcaterra.

-Macri fue muy duro el otro día con los jueces federales, y flota la sospecha de que hay todavía protección hacia el gobierno kirchneris­ta. ¿Siente que es lo mismo Macri que Cristina respecto a la Justicia?

-No es lo mismo porque Cristina paró todos los juicios que le concernían. Vamos a ver qué hace Macri con aquello que lo toca de cerca. -¿No cree que hay una mayor independen­cia de la Justicia?

-Bueno, sí, algunos jueces se liberaron de la tutela, o de la amenaza -porque son jueces muy amenazable­s-, o de lo que recibían del kirchneris­mo. Puede ser cualquiera de las tres opciones, o las tres juntas. -¿Cómo ve a Carrió?

-Muy mal, a punto de bajar todas sus banderas. Hay nombres que caen del discurso de Carrió. La veo mal dado que su única función en la Argentina, muy respetable y también admirable, era ser una especie de tribuno de la república que señalaba la corrupción y los manejos allí donde los encontraba, y que demostró que tenía muy buena informació­n. La veo mal porque la veo comprometi­da en que se gane esta eleccion. Ella debe pensar que la república no depende de que Angelici deje de operar sobre el Poder Judicial sino de que ella sea elegida en Capital; quien designen María Eugenia y Macri, en provincia...

-Hablemos de corrupción. ¿Se puede abandonar esta suerte de matriz que parece hay en la Argentina?

-Lo que vos necesitás acá es una reestructu­ración de lo que es la esfera del Estado en relación con lo público y con el capitalism­o. Algún empresario tiene que caer, como cayeron en Brasil; si cae un empresario va a cundir el pánico. Se trata de tomar medidas aleccionad­oras, porque yo podría decir moralmente quiero que se juzgue a todos los corruptos pero sé que eso es imposible. Y lo otro es así como se enseñó historia, memoria, verdad y justicia, hay que poner la corrupción como un centro, como destructor­a del Estado y del espacio público. Que un día un padre llegue a la casa y el hijo le diga “me dijeron que si vos das plata construís más barcos”, y el padre es constructo­r de barcos... Eso crea conmoción. -El Papa acaba de confirmar que vendrá a la región en 2018, pero no al país.

-Porque él no se quiere meter en la política argentina, no, claro. Es peronista populista, pero desenfadad­o, que se mete en la interna de ese partido. No tengo una posición anti Papa, pero ha colmado mi paciencia.

A Carrió la veo muy mal, a punto de bajar todas sus banderas, comprometi­da en que se gane esta elección”

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