El caos en Brasil, un aviso a nuestros políticos corruptos
La temperatura política y social de Brasil alcanzó límites incompatibles con la tolerancia. Y cuando el pueblo desmadra, es como los ríos, nunca se sabe hasta dónde llegan las aguas desbordadas. Los límites se colmaron. Al amparo de una democracia devaluada, oficialistas y opositores relegaron el falso pregón mediático de sus desavenencias, mancomunados en el contubernio de la coima, mientras la miseria afectaba a millones de brasileros que los votaron. Y la verdad depurativa, que siempre llega, lo hace dimensionada en la perspectiva del tiempo cuando tarda. Jueces probos haciendo uso de sus atribuciones, responsabilidades y obligaciones, destaparon la olla donde cocían el guiso de la degradación, y salieron los vapores de la podredumbre. Un aviso para Latinoamérica, y para nuestros políticos, responsables de co- rrupción y negociados que saquearon hasta el desguace el país, y pasean libremente por sus calles. Y jueces, muchos imberbes y digitados con el índice de la mediocridad y el servilismo, y otros veteranos inescrupulosos que hicieron la vista gorda con falsas declaraciones de bienes personales, llevaron una vida privada indecorosa y ostentosa o liberaron ladrones reincidentes bajo la filosofía jurídica del garantismo y permisivismo. La misma que habilitara a algún otro colega renombrado a arrendar departamentos para actividades clandestinas. Carlos Bottino carlosbottino@fibertel.com.ar