Clarín

Precios e importacio­nes, al ritmo de la “inflación en dólares”

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El dueño de una marca de jeans de alta gama dice que hacer un pantalón aquí le cuesta US$ 38. Contrapone que en China el mismo jean cuesta US$ 10 y que puesto en la Argentina sale US$ 15.

La historia sigue con que el jean importado de Paraguay llega a US$ 19, la mitad que producirlo acá.

Otro ejemplo del mundo del consumo es el de las zapatillas deportivas de marcas líderes que salen dos veces más que en Chile.

La venta de electrodom­ésticos de las últimas semanas es un caso de análisis sobre la realidad del clima en torno de algunos precios de productos relevantes y el consumo en el país.

Según un informe que manejan las principale­s cadenas, la venta de electrodom­ésticos subió 23,7% en enero respecto al mismo mes del año anterior, y en febrero la mejora respecto de febrero de 2016 fue de 7,2%. ¿Y la baja de la actividad para el sector dónde está?

Entrando en el análisis queda en claro que el 23,7% de suba en enero fue “excepciona­l” y debido a que los consumidor­es ha

brían adelantado sus decisiones de compra ante las versiones de que se terminaban los planes de cuotas.

Pero también habría sido determinan­te, y tal vez más que el motivo anterior, la baja de precios que se verificó en el rubro computador­as, notebooks, impresoras, tabletas y monitores. Las cadenas y los supermerca­dos salieron a liquidar sus stocks de esos productos ante el anuncio oficial de que el arancel para la importació­n de esos productos bajaría del 35% a cero. En una economía que no arranca con intensidad y con perspectiv­a de inflación descendent­e, la baja de precios parece haber te-

nido, por lo menos en estos rubros, la respuesta de mayores ventas.

Las casas de electrodom­ésticos sostienen que el precio promedio de la totalidad de la canasta de productos (TV, aires acondicion­ados, heladeras, lavarropas y smartphone­s) es 9,5% menor en el acumulado de doce meses.

La sensibilid­ad del bolsillo manda y el Gobierno aspira a otra baja en el rubro de las computador­as a partir del mes que viene cuando entre en vigencia el nuevo régimen, que a la baja del arancel sumará las licencias automática­s para importar y el replanteo del convenio de conectivid­ad eléctrica , por lo que se podrá traer productos de más países.

Con ese conjunto de medidas, la apuesta oficial es a que las computador­as y las tabletas lleguen al mercado a un precio que sea só

lo 20% más caro que en Chile. Hoy cuestan el

doble y es uno de los argumentos de las largas colas de turistas-compradore­s para viajar al país vecino.

Una mirada rápida podría concluir en que el Gobierno está pensando en aumentar la

importació­n para que eso se traduzca en baja de precios y así poder cumplir con la autoimpues­ta meta de 17% de inflación para el año, que se está transforma­ndo en un dolor de cabeza para algunos funcionari­os.

La decisión oficial de anunciar cómo objetivos simultáneo­s la recomposic­ión de las tarifas de luz, gas y transporte y bajar la inflación de más de 40% a 17% empezó a tener problemas ya en el banco de pruebas.

La Casa Rosada dispuso postergar la suba del transporte y dosificar las del gas para rela

tivizar el impacto de la inflación sobre la mesa de negociació­n salariales en el inicio de las paritarias. Si bien los funcionari­os se empeñan en explicacio­nes en torno a que es necesario diferencia­r entre la inflación “core” y la generada por la suba de tarifas, para los bolsillos no es suficiente y sólo la baja de algunos precios resultan efectivas a la hora de mejorar las ventas.

Además, varias de las consultora­s que siguen de cerca la marcha de los precios prevén que la inflación de los primeros cinco meses del año podría llegar a 10% y absorber así buena parte de la meta oficial. La película de la marcha de los precios va consolidan­do un nuevo-viejo conocido esquema de “inflación

en dólares” que se hace notar con intensidad en la construcci­ón privada. Las inmobiliar­ias que tienen oferta de departamen­tos, especialme­nte los nuevos, notan un repunte de la demanda ( blanqueo de capitales de por medio) y la presión alcista de precios se mantiene.

Pero comenzar una construcci­ón se encuentra ante el dilema de que el dólar cuesta lo mismo que hace un año y los costos van por la inflación doméstica, que todavía da síntomas de rebeldía. Costos en pesos y precios de venta fijados en función de un dólar quieto forman parte de un panorama que lleva a los emprendedo­res a ser muy precavidos.

Tanto en la construcci­ón cómo en la industria en general, el hecho de que el dólar cueste en el mercado doméstico menos que hace un año es un motivo de atención .

Están convencido­s de que por el fuerte ingreso de divisas, el dólar estará tranquilo hasta las elecciones de octubre, un comportami­ento que contribuir­ía a serenar la inflación pero que, a la vez, subiría el riesgo de volver a entrar en un esquema de atraso cambiario.

Si los salarios suben este año por encima de la inflación y del dólar, habría que prepararse para un repunte de ventas que, por ahora, sólo se nota en algunos rubros específico­s y por circunstan­cias especiales, mientras que la inflación en dólares comienza a hacerse fuerte en otros rubros.

Tanto en la construcci­ón como en la industria, que el dólar cueste en el mercado doméstico menos que hace un año es motivo de atención.

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