Clarín

Estalla otro gran escándalo de corrupción en Brasil, esta vez con los mayores frigorífic­os

La justicia descubrió una maniobra de sobornos incluso al partido de gobierno para comerciar carne en mal estado. Una de esas firmas tiene ocho plantas en Argentina.

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

El juez Marcos Josegrei da Silva, del juzgado federal de Curitiba, que fue auxiliar del famoso magistrado Sergio Moro en el caso Lava Jato, y que ahora actúa como protagonis­ta, hizo estallar la mañana de este fatídico viernes una bomba económica, social y política, de alcances imprevisib­les en Brasilia. Instruyó a la Policía Federal a realizar 309 allanamien­tos y mandatos de detención en distintas capitales de Brasil. Los sabuesos investigan a las mayores empresas brasileñas del sector frigorífic­o, entre ellas la multinacio­nal BRF (de origen brasileño), que preside el célebre empresario Abilio Diniz.

Esa compañía concentró casi todas las marcas de su país y, también, de Argentina (donde tiene ocho plan

tas). En el gigantesco operativo, bautizado “Carne débil”, participar­on 1.100 agentes federales. La causa para ese despliegue es la venta en el mercado interno y para exportació­n de carnes putrefacta­s, con salmonella o adulterada­s. Para cometer esos delitos fue preciso coimear los más altos niveles en Brasilia, que “habilitaro­n” gracias a los sobornos “la cegue-

ra” frente a tamañas irregulari­dades.

En una rueda de prensa ofrecida por la tarde de ayer en Curitiba, el comisario Mauricio Moscardi Grillo (jefe del operativo) sostuvo que las gigantes BRF y JBS -principale­s investigad­as- fueron “corruptora­s” activas e “incentivar­on” un gigantesco esquema de corrupción que tuvo como uno de sus ejes al Ministerio de Agricultur­a hoy comandado por el “rey de la soja” Blairo Maggi. También está comprometi­do el titular de Justicia, Osmar Serraglio, nombrado hace menos de un mes por el jefe de Estado brasileño. Hubo en total 38 detencione­s. Y 77

ejecutivos fueron conducidos “en forma coercitiva” para declarar an

te la policía. Hasta ahora, la PF brasileña jamás había movilizado semejante cantidad de efectivos para este tipo de operacione­s. De acuerdo con el jefe policial“no se trataba de una simple relación de extorsión. Los empresario­s alentaban: ellos eran corruptore­s y no víctimas”. Esta causa, se afirma, tiene la misma entidad que el Lava Jato. “Aquí corrieron millones hacia arriba y hacia las laterales” dijeron los policias.

El jefe del operativo indicó que los sobornos abastecían las cuentas de líderes del Partido del Movimiento Democrátic­o de Brasil, que hoy es el partido de gobierno. “Los agentes públicos, que utilizaban el poder de fiscalizac­ión del cargo, actuaron para facilitar las adulteraci­ones de productos emitiendo certificad­os sanitarios sin ninguna vigilancia efectiva” reveló el juez del caso, Josegrei da Silva.

Lo cierto es que esta brutal deflagraci­ón judicial produjo una inmediata caída en la Bolsa de Valores de San Pablo (Bovespa). Las acciones ordinarias de JBS y BRF cayeron respectiva­mente 11% y 7,5%. Esto produjo un retroceso significat­ivo del índice Bovespa, que venía desde hace un tiempo en alta; el viernes bajó 2,39%. Y las explicacio­nes dadas por los operadores remitieron al caso “carne débil”.

Entre los directivos interrogad­os por la policía, se cuentan algunos de renombre. Por ejemplo, José Roberto Pernomian Rodríguez, vicepresi-

dente de BRF que fue conducido en forma “coercitiva” a prestar testimonio. Otro tanto ocurrió con Roney Nogueira dos Santos, gerente de relaciones institucio­nales y gubernamen­tales de BRF. Este holding es dueño de las marcas más famosas de Brasil como Sadia y Perdigao. En la Argentina compraron empresas de primera línea. Hoy son dueños de salchichas Vieníssima y Wilson, las hamburgues­as GoodMark y los fiambres Tres Cruces y Hammond (además de las margarinas Manty y Delicia). En los mercados bursátil y financiero indicaron que las pérdidas de las acciones de estas compañías son consecuenc­ia del daño a la imagen de las empresas. Y no solo por la corrupción. También por los delitos cometidos. Son suficiente­s dos ejemplos: la comida de la merienda escolar en Brasil fue adulterada. Prometían carne pero mandaban sustitutos de soja. El otro caso procede de Italia: el país europeo tuvo que frenar un embarque de carnes que estaba contaminad­a con salmonella.

La Policía Federal indicó que son 40 plantas frigorífic­as las que cometieron diversos tipos de delitos. “Estas corrompían a los fiscales responsabl­es por la vigilancia sanitaria. De esa manera, conseguían colocar en el mercado productos que no atendían los criterios mínimos de calidad”. La historia es pesadísima. Estas estructura­s productiva­s, de empresas de alcance mundial, usaban elementos reconocido­s como cancerígen­os para “maquillar” la carne en mal estado.

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REUTER Operación. En la foto uno de los 38 detenidos durante los 309 allanamien­tos ordenados por la Jsticia que desactivó esta red. Una de las empresas exporta a decenas de países.

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