El Senado propone una reforma electoral diferente
El martes, o a más tardar el miércoles, los senadores del FpV Juan Manuel Abal Medina y Omar Perotti presentarán un proyecto de ley de reforma electoral y financiamiento de los partidos políticos. Lo sugestivo es que la iniciativa ingresará por la mesa de entradas del Senado justo cuando Diputados se propone votar el miércoles 19 una ley de reforma electoral, que ingresará al día siguiente al Senado.
En el oficialismo sospechan que detrás del proyecto de los senadores existiría una estrategia del peronismo para tratar de trabar o demorar la reforma electoral. Pero en el bloque del PJ-FpV de la Cámara Alta lo rechazan: “La idea no es obstruir sino sentar una posición con propuestas que mejoran el escrutinio y preservan la seguridad del voto”.
Salvo que sea retocado en el recinto el día de la votación, el proyecto que aprobará Diputados establecerá el sistema de votación con boleta única electrónica en todo el país. Este sistema de votación, idéntico al que se usó en 2015 en las elecciones porteñas, no es del paladar de una parte importante de los senadores peronistas. Muchos directamente están a favor de la boleta clásica de papel.
El proyecto de Perotti y Abal Medina es similar a lo que propusieron los diputados del FpV Juan Manuel Pedrini y José Luis Gioja: que el sistema de votación sea con impresión de sufragio mediante pantalla electrónica. En otras palabras: se elige en pantalla a los candidatos y la máquina imprime el voto, que no tiene chip. El recuento es manual.
“Con una impresora acabás con el problema de falta y de robos de boletas y reducís la cantidad de fiscales”, explicó Abal Medina. El proyecto introduce la cuestión del financiamiento estatal de los partidos, ausente en el dictamen de mayoría de Diputados. “¿Es más importante la celeridad en el escrutinio o la tranquilidad de saber que no se condiciona a los futuros gobernantes?”, planteó Perotti.
El bloque del FpV del Senado aún debe definir qué hará, si acompañará este proyecto, si hará cambios en el que salga de Diputados o si lo aprobará sin retocarlo. La cuestión es central: cualquier cambio demorará su sanción rumbo a 2017.