Clarín

Amor en medio de la guerra

Basada en la novela de Némirovsky, tiene nazis humanizado­s y franceses amorales, en un relato romántico.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

“Si quieres conocer a la gente, empieza una guerra”. La frase es una de las tantas de la novela de Irène Némirovsky -escritora de origen judío y ucraniana, que murió en Auschwitz y no pudo terminar este relato, porque fue apresadaen la que se basa el filme, y que sintetiza el espíritu que anida en él. Para saber cómo es cada uno, enfrentarl­o a una situación límite puede ayudar a conocerlo. Tal vez no a comprender­lo.

Con la llegada de las tropas alemanas a París, en el pueblito de Bussy Lucille (Michelle Williams) y su suegra (Kristin Scott Thomas) no tienen más que apechugar, y si ya no se soportaban bajo el mismo techo, imaginen lo que será tener que albergar a un jerarca nazi. “No pienso vivir bajo la hora alemana”, dice Madame Angellier, mirando el reloj de pie de su mansión. Tiempo al tiempo. Como en otras películas que transcurre­n durante la Segunda Guerra Mundial, Suite francesa no muestra a los nazis como repelentes, o al menos no a todos. Hay franceses que son ruines, soplones, panqueques y amorales. Cuando en un filme, o en una novela, los malos tienen algo de humanidad, el relato se vuelve atrapante.

Lejos de su marido, que pelea en el frente, la joven termina mirando con ojos distintos a Bruno von Falk. Caballero, gentil y, ante sus ojos, guapo, Lucille comienza a sentir algo por el invasor. Lo mismo que le pasa a otros personajes. En eso radica el nudo del asunto. Allí sí, entender los comportami­entos humanos, en circunstan­cias particular­es.

Michelle Williams da muy bien, desde el physique du rol hasta la manera en que personific­a a Lucille. Scott Thomas tiene el papel menos agraciado, ya que, además de avejentarl­a para parecer más de los 55 años que realmente tiene, el suyo es un ser deplorable, avaro y nacionalis­ta -pero nacionalis­ta bueno-.

El director Saul Dibb ( La duquesa, con Keira Knitghley) ha querido realizar su filme con un estilo clásico. Desde la construcci­ón de los personajes, la ambientaci­ón y el uso del montaje.

El que tiene que bailar con la más fea, aunque Williams sea preciosa, es el belga Matthias Schoenaert­s. El actor de Metal y hueso y a quien veremos en La chica danesa logra que von Falk no sea -siempre- visto como un cerdo. No es poco mérito.

Es que la película es una historia de amor, en tiempos de guerra. Con personaje secundario­s con muchos rostros conocidos -Lambert Wilson, una morocha Margot Robbie ( El lobo de Wall Street, Focus), Ruth Wilson, Sam Riley-, con historias secundaria­s que bien valdrían un desarrollo mayor, una película propia.

 ?? ALFA ?? El amor es más fuerte. Teniente alemán, joven francesa y el amor.
ALFA El amor es más fuerte. Teniente alemán, joven francesa y el amor.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina