Fue penal de Silva a Rojo
El árbitro Roldán falló en una jugada decisiva de área en el minuto 42 del segundo tiempo. La falta era muy evidente.
Tenía una importante carta de presentación el colombiano Wilmar Roldán para dirigir este partido: un juez joven, con experiencia. No es cosa de todos los días impartir justicia en una final de una Copa América. Más allá del flojo nivel del resto de los arbitrajes que tuvo este torneo, la designación de Roldán no tuvo objeciones en la previa. Ayer tuvo un andar parejo, seguro, manejo varias situaciones para en
carrilar el partido. Mostró toda su personalidad cada vez que le tocó fallar. Pero tuvo unerror que cambió la historia: a los 42 minutos del segundo tiempo, hubo un agarrón de Silva a Rojo en el área, tras un córner. Era penal. Y tal vez el título para la Argentina. No lo cobró.
Hago hincapié en esta jugada porque terminó siendo trascendente para el resultado final. Se equivocó Roldán por una sencilla razón. Previamente a ese agarrón en el área, en otros dos tiros de esquina había advertido a Rojo y Silva, que andaban a los manotazos, y a Demichelis y Beasejour, quienes también forcejaban de lo lindo. En- tonces, la pregunta para el árbitro es: ¿para qué advertís si después no vas a estar decidido a cobrar? Son penales que muchos árbitros no otorgan Pero son penales, al cabo. Y en eso no hay discusión ... Al margen de esa jugada, Roldán no pasó grandes sobresaltos en el desarrollo total del encuentro, ni en el alargue, ni en los penales. El trámite del partido fue de muchísimo respeto, desde que pasaron los himnos, hasta en los festejos.
En el medio, hubo un partido de fútbol chato, sin jugadas bruscas, ni malas intenciones. Salvo aquel patadón de Medel a Messi en la boca del estómago, no pasó a mayores la cosa. De modo que Roldán pudo completar los 90 minutos con pocos sobresaltos. Es cierto, lo terminó unos segundos antes, cuando el Pocho Lavezzi quería ir a tirar un córner. Se ve que entendió que era innecesario patear ese tiro libre.
Tuvo sus cositas a la hora de dirigir. En algunos detalles también quedó en deuda. Es inadmisible que no haya utilizado la tecnología para comunicarse con los asistentes. Qué paradoja. De todos modos, a pesar de no haber estado conectado como debía, Roldán estuvo muy bien respaldado por sus jueces asistentes.
El línea 1, Alexandre Guzmán, tuvo una tarea excelente. Y el segundo asistente, Cristian de la Cruz, dio en la tecla con el gol que le anuló a Lavezzi, quien partió un paso adelantado tras el pase de Messi. No había de qué quejarse en esta ocasión.