Los Pumas 50 años
Aquella gira mítica marcó a fuego a un equipo que hoy es todo un símbolo del deporte nacional.
“Vamos a aprender”, fue el lema que se gestó dentro de un plantel de 26 rugbiers que el 4 de mayo de 1965 partió rumbo a Sudáfrica aunque muchos confesaran que se trató de un viaje a lo desconocido. “Nosotros no teníamos idea dónde íbamos”, sintetizan algunos de los integrantes de un grupo de hombres que protagonizaron el primer -y más resonante- impacto en la historia de ese deporte en Argentina. Nadie se imaginó que unos días después se produciría el nacimiento de Los Pumas como el emblema de una identidad sagrada marcada a fuego. Y que 50 años después se mantiene vigente y en lo más alto.
Fueron 26 jugadores conducidos por los entrenadores Alberto Camardón y Angel Guastella, el tesorero de la Unión Argentina de Rugby (UAR), Emilio Jutard - presidente de la delegación-, y el colaborador sudafricano Izaak van Heerden, que iniciaron una durísima preparación física en noviembre de 1964 para realizar la primera gira internacional -fuera de Sudamérica- de la Selección. Y como expresa en el comienzo este relato, todos se dirigieron a Sudáfrica con el objetivo de “aprender, ganar experiencia y competir en el alto nivel”.
Pero ninguno fantaseó con tocar el cielo con sus manos. Nadie supuso que en ese viaje arrancaría el camino de Los Pumas. Si bien el 19 de junio de 1965, con el triunfo por 11 a 6 ante los Junior Springboks en el mítico Ellis Park de Johannesburgo marcó el día del surgimiento de una denominación que excede lo deportivo, lo cierto es que una de las historias relata que a la llegada del conjunto nacional a Rhodesia -Zimbabwe, en la actualidad-, donde disputaron el primero de los 16 encuentros, un grupo de periodistas los esperó para desarrollar una conferencia de prensa improvisada en el aeropuerto. Ese día el principal interrogante fue poder distinguir al animal situado en el escudo de la UAR. Se trataba de un yaguareté, un felino propio del Norte argentino. Pero los periodistas jamás habían escuchado esa palabra y era imposible pronunciarla en inglés.
Fue entonces Carl Köhler el encargado de consultar por el nombre y cuando le contestaron que era un yaguareté, al instante respondió con autoridad: “No, this is a Puma” (“No, este es un Puma”). En ese relato algunos sostienen que el mismo Köhler quería que el equipo argentino tuviera un apodo como los All Blacks, los Springboks y los Wallabies, por ejemplo.
Las negociaciones para realizar esa gira habían comenzado unos años atrás a raíz de la sólida amistad entre las uniones sudafricana y argentina. Justamente los sudafricanos invitaron al seleccionado nacional a participar de una extensa gira desde el 4 de mayo hasta el 2 julio (el último partido fue el 26 de junio).
De todas formas, la expedición no comenzó de la mejor forma: dos derrotas seguidas pusieron en duda los siguientes exámenes. No obstante, luego de esos partidos perdidos, el conjunto tuvo un invicto de siete duelos consecutivos con seis triunfos y un empate.
Hasta que por fin llegó aquel 19 de junio en el que Argentina se trasladó al imponente Ellis Park, escenario en el que 30 años más tarde se disputó la final del Mundial entre Sudáfrica y Nueva Zelanda. Era el encuentro más importante, el más esperado. Y allí los jugadores argentinos que se recibieron de hombres, pero especialmente de Pumas, exhibieron una lección de rugby para marcar un antes y un después.
Eduardo Poggi, Roberto Cazenave, Héctor Goti, Raúl Loyola, Aitor Otaño, Marcelo Pascual, Héctor Silva, Eduardo España, Juan Benzi, Luis Gradín, Enrique Neri, José Imhoff, Arturo Rodríguez Jurado, Jorge Dartiguelongue, Rodolfo Schmidt, Guillermo McCormick, Nicanor González del Solar, Walter Aniz, Ricardo Handley, Luis García Yáñez, Manuel Béccar Varela, Rodolfo Etchegaray, Ronaldo Foster, Eduardo Scharenberg, Guillermo Illia y Agustín Sulveyra. Esos son los 26 nombres que escribieron el primer capítulo de la historia grande del rugby argentino.