Clarín

Adiós a “Panchita”, la mujer más longeva de Córdoba

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Tenía 109 años, nació en Catamarca el 18 de noviembre de 1905, se había radicado de joven en Córdoba y mateaba cada mañana, con lo que desmiente cualquier sospecha sobre sus efectos benéficos como la que propagó la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Francisca “Panchita” Pachado de Solei, murió a los 109 años en el Hogar Municipal de General Roca, un pueblo del sudeste cordobés.

Vivía allí desde hace 100 años y vivió siempre en la misma casa, convertida desde hace años en un geriátrico, según contó el periodista Mariano Paoloni. Se casó y tuvo un hijo, que murió años atrás. El único nieto de doña Pancha, José Luis Solei, vive en Rosario y es quien acudió a despedir a su abuela, quien vivía en el hogar de ancianos del Hospital Municipal “Dr. Juan G. Montiel”.

Paoloni relató en el diario “La Mañana”, cuando doña “Pancha” cumplió 108 años, que la encontró en el jardín del hogar. Durante la entrevista, relató, “una de las empleadas le ceba mates y otra le ‘hace las uñas’ porque le gusta estar siempre bien coqueta”.

Doña “Panchita” era la mujer con más edad en Córdoba, luego del fallecimie­nto de otra catamarque­ña radicada en la provincia y nacida en el mismo año que ella. En noviembre de 2013, con 108 años, falleció de causas naturales Francisca “Pancha” Villafañe, naci- da el 25 de mayor de 1905. Ocurrió mientras dormía en el Hogar Padre Lamónaca de la ciudad de Córdoba. Entre los varones, el de mayor edad que reside en Córdoba es Santiago Cepeda, quien cumplió 107 el año pasado y en el norte de Punilla con sus hijos y nietos.

A los 16 años conoció a Lorenzo Solei, con quien se casó y tuvo un solo hijo, Miguel, fallecido en 2011. Estuvo casada 62 años con Lorenzo, empleado de la Cooperativ­a de General Rocal.

Cuando celebró sus 108 años, acompañada por su único nieto, José Luis Solei, doña “Pancha” Pachado le dijo al periodista Paoloni: “Está vieja esta vieja, pero todavía tengo fuerzas para trabajar y seguir viviendo”. Durante la entrevista no abandonó el mate y contó que el brebaje es su fiel compañía desde su infancia. “Mate, mate, mate… Yo no voy a andar matando a nadie hija”, contó que le decía su madre y lanzó una carcajada. Con la misma nostalgia señaló los mosaicos de la casona, convertida en geriátrico, y contó que “estos mismos pisos son los que yo limpiaba de niña”.

Doña Francisca era descendien­te de aborígenes y llegó a la zona del departamen­to Marcos Juárez acompañand­o a dos de sus hermanos. La centenaria vivienda donde trabajó de niña y habitó luego toda su vida, era propiedad de la familia Bocca, una de las más tradiciona­les de General Roca. Allí Panchita cuidaba niños y limpiaba

Luego de quedar viuda, doña Francisca se radicó con su único hijo y al fallecer este fue trasladada al hogar de ancianos. Le gustaba cantar y su dieta se basa en carne, pan, aceite de oliva y nueces. “Por eso se frota las manos cuando le preguntan si le gusta el asado”, contó el periodista que la entrevistó en su último cumpleaños celebrado en el hogar de abuelos.

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Mate. La diversión de Francisca Pachado era matear y cantar.

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