Burzaco, entre silencios y el fantasma de Mussolini
Los vecinos de Collalbo, este apacible pueblo de la comuna de Renon que durante tres días durmió el sueño de los que no quieren despertar, le dieron ayer el piedra libre a Alejandro Burzaco, el húesped que aspira, en vano, pasar inadvertido aquí.
La revelación del lugar preciso en el que Burzaco cumple su arresto domiciliario que Clarín publicó en exclusiva un día después de su detención, salió recién ayer en la tapa del Alto Adige, el periódico local.
¿Habrá leído el diario el intendente de Renon, Paul Lintner? Si lo hizo, parece no estar dispuesto a opinar sobre la presencia de Burzaco en el pueblo que él gobierna. Ayer cumplió su horario de 8,30 a 10 en la Municipalidad y luego no atendió los llamados de Clarín.
“Debo decir que no estoy conten- ta, no lo veo bien”, se despachó Nora Daccordo, vecina del apart hotel Villa Anina, el caserón donde Burzaco se refugia mientras espera, sin ningún apuro, ser extraditado a Estados Unidos. “Se ve que probablemente conoce muy bien a la dueña de Villa Anina, porque ella aloja a muchos deportistas, como a los de patinaje sobre hielo, a jugadores de hockey. Si él se dedica al deporte probablemente ya se conocían”, agregó.
A las cuatro de la tarde, el patrullero de los carabinieri que iba a controlar el arresto domiciliario de Burzaco se cruzó con el equipo de Clarín. Interrogó al fotógrafo, le pidió documentos y le advirtió que los vecinos habían manifestado su incomodidad por su presencia en el barrio.
“Me enteré por el diario que este señor Burzaco estaba aquí, justo enfrente de mi casa. A mí no me afecta ni me parece mal, si no altera nuestra vida cotidiana. No creo que este señor, por otra parte, tenga ganas ni de hacerse ver”, dice Roberto Palermo, un señor de 67 años que vive justo enfrente del apart.
Nacido en Bolzano y vecino de Collalbo desde hace más de treinta años, don Palermo cuenta una historia increíble: “Allí, donde usted hoy ve el apart Villa Anina hubo una casa que luego fue demolida donde viví durante muchos años. Tenía planta baja, primer y segundo piso y se llamaba Villa Anina. Yo alquilaba uno de los tres departamentos que tenía la casa y siempre me contaban la historia según la cual Mussolini se había alojado en el departamento que yo alquilaba. Luego el dueño de la casa la demolió. Y hace unos cinco, seis años construyeron este apart hotel que conservó el nombre de aquella Villa Anina”.
En marzo de 1931, La Provincia di Bolzano, el primer periódico del Alto Adige en lengua italiana –se publicó entre 1927 y 1943, llegó a tener una tirada de 3.000 ejemplares diarios y se convirtió en el órgano oficial del fascismo de la región-, le dedicó un artículo a la estadía de Mussolini con su familia en Renon.
Como si tuviera poco, de ahora en más Burzaco también convive con el fantasma de Mussolini.