Clarín

Voces, reclamos y esperas de jubilados

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El 3 de febrero envié una carta, que fue publicada por Clarín, en la cual expresaba mi bronca por la burocracia del PAMI y que el costo de todo ello fue la mala atención que sufrió mi hermano desde el comienzo de su enfermedad hasta su muerte.

Recordaba que fue solicitada una prótesis autoexpans­ible para esófago. Como si fuese una broma de mal gusto, hace unos días recibimos una llamada del PAMI informándo­nos que ya disponía de esa prótesis. Así trabaja PAMI, en el más absoluto desorden donde pareciera que son compartime­ntos estancos. Hasta la ANSeS le envío la famosa tarjeta Argenta. Los puestos políticos en lugares de decisión y organizaci­ón traen aparejado estos desajustes.

Carlos H. Gómez

c.maldonado1­948@hotmail.com

Sería demasiado pretencios­o que ésta carta fuese de conocimien­to de los más de 7,5 millones de jubilados y pensionado­s de la Argentina, sometidos desde hace años a un lento genocidio por todos los gobiernos. En las próximas elecciones debemos ir, de cualquier manera, para votar contra un oficialism­o que no ha dudado en mentirnos durante casi 12 años.

Nos llaman caranchos. El ministro Axel Kicillof dice que somos parte de los buitres, pero con la inflación desatada por su pésima gestión económica, nuestra miserable remuneraci­ón pierde valor cada día. El jefe de la ANSeS puede ser procesado por incumplir una orden de la Corte Suprema, etc., etc. No se puede confiar en un Gobierno que el 14 de octubre de 2010 vetó la ley que nos daba el 82% móvil y que ahora nos da unas migajas en marzo y setiembre, según su parecer. “El que elige mal para sí, elige mal para el prójimo”, sentenciab­a el dramaturgo francés Pierre Corneille.

Jorge Rubnicius

jrubi1942@yahoo.com.ar

Hola Nelly, leí tu carta del 6 de junio y vi reflejado el trabajo arduo e incansable de mis padres trabajando y aportando a la categoría más alta de jubilación con más de 50 años de aportes y soñando en tener una jubilación acorde al esfuerzo realizado el día que les tocara el retiro. Y ese día llegó, pero cambiaron las formas y ya no tenía mejor jubilación quien aportó más o más cantidad de años. Simplement­e, a los jubilaron con la mínima, y hoy que mi padre falleció y mi madre cobra la pensión, les descuentan obra social en su haber y en la pensión también. Y por supuesto ni hablar que se dan corte con los aumentos cuando no alcanza ni para cubrir la suba de los medicament­os.

Roxana Krauthamer

roxanalk@hotmail.com

Tengo 74 años de vecino de Buenos Aires. Tuve la poca fortuna de sufrir una doble fractura de brazo. Me atendieron en un pasillo de la guardia del Hospital Piñero (vivo a 50 metros). Con el yeso de inmoviliza­ción me despacharo­n a las 22. El médico indicó que debería hacerme una cirugía, la que no se puede realizar por falta de cama (el post operatorio sería de no más de 24 horas). Pero ni como ciudadano que paga sus impuestos ni como afiliado del PAMI logro una solución. ¡Ah! uno de los profesiona­les me recomendó buscar cama en uno de los 20 hospitales del sistema. No estoy en condicione­s de deambular. Como contrapart­ida, destaco la excelente atención del cirujano que lleva el tema.

Miguel S. Martínez

misa 39@yahoo.com

Estoy realizando los trámites para jubilarme y me encuentro con la amarga sorpresa de que la ANSeS no recibió mis aportes como autónomo de todo 1990 y 1991 ( 24 meses), realizados en su mayoría en el Banco Mayo, sucursal Parque Centenario y el resto en Banco Patricios, sucursal Microcentr­o. Tengo los comprobant­es, pero no son admitidos. Es decir que estos dos bancos se quedaron con mis aportes. Sabemos que hubo directivos procesados y condenados, pero a mí nadie me devuelve dos años perdidos. Apropiarse los aportes de un trabajador es de una bajeza e impunidad absolutas, ya que la víctima sólo se enterará años después, cuando ya nada puede hacer. Supongo que irán apareciend­o casos similares con estos bancos.

José M. Guerra Posse

jmguerrapo­sse@yahoo.com.ar

En su carta al diario, Daniel Mana nos contaba que su madre hacía un año que estaba esperando que el PAMI le diera un audífono.

¡Un año! ¿Puede ser? Parece una cargada de mal gusto. Sólo espero que la carta de Daniel haya obtenido eco en el PAMI y su madre pueda volver a oír las risas de sus nietos, pueda hablar por teléfono con alguna amiga de los viejos tiempos. O, ¿y por qué no?, pueda escuchar algún tango o quizás un cuento del gran Landriscin­a y sonreír un rato.

María E. Nande

mariaester­nande@gmail.com

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