Los escaladores del muro más difícil, cerca de lograr la hazaña
Uno de los dos ya superó la etapa más complicada de El Capitán, la mítica montaña de roca de California de 914 metros.
Desde la distancia, parecen dos moscas posadas en una gigantesca pared de granito, la más difícil del mundo. Lo que hacen esos dos hombres es escalarla al estilo libre: es decir utilizando sólo las manos y los pies, sin cuerdas ni otras herramientas de escalada, salvo para protegerse de una posible caída. El ascenso por El Capitán, enorme muro de 914 metros por encima del suelo del Valle de Yosemite, en California, Estados Unidos, lleva 13 largos días, y uno de los escalado- res ya superó la etapa más difícil y anoche esperaba a su compañero, que está encallado más abajo.
Kevin Jorgeson y Tommy Caldwell intentaron la proeza, sin éxito, en 2010 y 2011. Este invierno quieren conseguirlo, convencidos de derrotar a una pared casi vertical y que nunca se ha vencido tal como ellos lo intentan, en escalada libre, que significa que sólo usan las manos y los pies. Las sogas que cuelgan sobre ellos las emplean como seguridad y no para progresar en este muro tan difícil, hasta ahora imposible.
Los 914 metros de El Capitán están divididos en 32 largos, de los cuales Caldwell se acerca al número 20, habiendo ya superado la parte más complicada. Pero su compañero Kevin está encallado en el 15. El esfuerzo le está pasando factura; las piedras puntiagudas de la pared desgarraron la piel de sus dedos y cada agarre es doloroso.
En Twitter contaba el miércoles que su cuerpo está “experimentando nuevos niveles de paciencia, perseverancia y deseo. No me rindo. Descansaré y lo intentaré de nuevo”. Por su parte, Caldwell comentaba que estaba satisfecho por haber superado uno los sectores más comprometidos, pero que también sentía tristeza por las dificultades que está teniendo Jorgeson.
Los escaladores descansan en una tienda colgante donde leen, se relajan, comen y se conectan a Internet para contar a todo el mundo su progresión, en el blog “Life with the Cadwells”.
Los dos hombres eligieron el invierno para “el ascenso imposible” porque así intentan limitar el efecto del calor y la transpiración. Además, trepan de noche, a la luz de los faroles, para mejorar el agarre de las yemas de sus dedos. Creen que esta tercera oportunidad puede ser la vencida.