La fuerte polémica por los linchamientos
Es verdad, la inseguridad engendra la violencia, y ello puede engendrar la anarquía que en definitiva puede poner en peligro la democracia y la libertad
a anomia oficial produce la reacción ciuadadana en el sálvese quien pueda. Tal vez aún estemos a tiempo y la propuesta es que los vecinos sí participen pero, en forma civilizada, pacífica y ordenada evitando caer en horribles y detestables linchamientos. Virtuosa será la creación de policías comunales, pero deberá ser con jefes políticos y administrativos elegidos por los mismos vecinos, autoconvocados o propuestos por los foros de seguridad, y no delegados del poder político de turno, evitando así nepotismos y nuevas corporaciones. Habrá que apuntalar la Justicia con participación ciudadana a través de la aplicación del art. 118 de la Constitución, que promueve el juicio por jurados desde 1853; y que sólo se aplica (y con éxito) en la provincia de Córdoba desde hace pocos años.
Pedro Sylvester
opinion2m@yahoo.com.ar
Nuestra moral se ve desestabilizada frente a los linchamiento. Sabemos que no es correcto agredir a un individuo, no obstante lo hacemos. ¿Es la ira la que nos impulsa a cometer estas agresiones? ¿El linchamiento es una reacción automática a una situación particular? ¿ O es el resultado de una suma de factores que generan caos?
La causa principal considero que es la falta de intervención del Estado respecto a los crímenes. Sea un hurto, o un asesinato, el Estado no cumple con su rol “justiciero”. Es impensable que a un maleante no se le aplique una condena apropiada, más impensable aún considerar la reforma del Código Penal, implicando ésta la disminución de las condenas. La inseguridad es una realidad innegable, que siempre existió, pero no en esta magnitud que hoy todos vivimos. No es apropiado agredir a otro, pero, ¿quién me garantiza justicia? Nadie. Por eso, aparece la justicia por mano propia en forma de linchamientos.
Quizás no está bien, pero teniendo en cuenta nuestra realidad, es absolutamente comprensible, cuando no debería serlo.
Carolina Mancuso Antón
csmancusoa@gmail.com