Gendarmes y armas largas en los barrios marginales de Rosario
Operativo para pacificar los sitios más peligrosos Ayer hubo mucha presencia de vehículos y agentes. Los vecinos se mostraron conformes.
“Esta vez cumplieron: los vimos pasar todo el día”. La señora no se detiene para hablar, pero es amable. Camina junto a su hija y dos de sus ocho nietos. Detrás de ellas se pierde una camioneta de Gendarmería, una de las fuerzas federales –junto a Prefectura– que desde ayer patrulla con 2.000 efectivos los barrios más violentos de Rosario, como parte de un plan para pacificar un territorio golpeado por la inseguridad y el narcotráfico.
Susana pide que no le saquen fotos porque en el barrio la conocen “todos”. La mujer destaca que “por lo menos habrá menos homicidios”. Lo dice con naturalidad, como quien habla de algo cotidiano, cercano. Vive desde hace más de 40 años en Las Flores, el territorio en la zona sur de Rosario donde creció la banda narco “Los Monos”, la de mayor peso en la ciudad.
El corredor sur, uno de los más cruentos del Gran Rosario, fue saturado ayer por personal de Gendarmería. Es parte de la segunda etapa luego del megaoperativo desarrollado el miércoles pasado, donde se desmantelaron 80 puntos de venta de drogas en Rosario.
Los barrios Tablada, La Granada y Las Flores, y la localidad de Villa Gobernador Gálvez, una extensión de Rosario hacia el sur, forman parte de un territorio complejo. Este año se registraron, sólo en esa zona, 25 de los 91 homicidios cometidos en el departamento.
Clarín recorrió ayer la zona, donde se mezclan calles de asfalto y de tierra, viviendas bajas y construcciones precarias. Territorios postergados, de difícil acceso; zonas atravesadas por el narcotráfico y la