Murió el inventor de la leche bio, que cura diarrea y desnutrición
El científico tucumano Guillermo Oliver, creador de la “leche bio” clave en la lucha contra la diarrea y la desnutrición, murió ayer en Rosario, a los 85 años. Fue uno de los más destacados profesionales del Centro de Referencia de Lactobacilos ( Cerela), de la UNT, del cual había sido cofundador junto a la doctora en Farmacia y Bioquímica, Aída Pesce de Ruiz Holgado, fallecida en agosto a los 84 años.
Químico Analista Industrial y Bromatológico, Licenciado en Química, doctor en Química y profesor mérito de la Universidad Nacional de Tucumán ( 1993), su legado más importante de Oliver fue la creación de la leche bio y la fundación del Cerela donde investigaba.
Después de once años de investigación, logró aislar un lactobacilo, que el Conicet y Sancor lanzaron, posteriormente, al mercado como “la leche bio”, que trascendió las fronteras latinoamericanas.
A la leche común le agregó dos tipos de microorganismos (Lactobacillus acidophilus y lactobacillus casei), originando un alimento que combate la desnutrición, cura la gastroenteritis y previene la osteoporosis. En el Cerela se estudian las bacterias lácticas en alimentos y salud humana y animal.
El investigador, nacido el 8 de febrero de 1927, visitó por última vez Tucumán en 2011, cuando la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia lo homenajeó. Residía en Rosario desde hace algunos años, una enfermedad ocular que lo había dejado ciego, y su salud empeoró luego de sufrir una caída.
La transferencia al sector productivo fue la Leche Bio (leche fermentada bioterapéutica), Bioflora ( probiótico reconstituyente de la microbiota intestinal) y ActioFerm (fermentos autóctonos para yogur y quesos). Su trabajo central fue el desarrollo de Probióticos, Alimento Funcional para la alimentación humana y animal.
“La investigación de la leche bio nació como un desafío del los médicos del Hospital Niño Jesús. Resulta que en Tucumán, la desnutrición es una endemia, con una mortandad superior al 20 por mil. En 1984 eran tasas muy elevadas. Después de cinco años en el laboratorio pusimos a punto un alimento que podía curar la diarrea y al mismo tiempo curar la desnutrición. Así, diarreas que tenían más de un año de duración, se curaban en 15 días”, explicó.