Clarín - Rural

El mundo nos está mirando

- Héctor A. Huergo

El común denominado­r de las tecnología­s que dieron y dan sustento a la Segunda Revolución de las Pampas es la búsqueda de una agricultur­a más eficiente en términos económicos y ambientale­s. Entre 1996 y el 2010 triplicamo­s la producción agrícola en volumen y la incrementa­mos más aún en valor. No fue magia. Después, el gobierno K puso el pie en la puerta giratoria y nos estancamos. Pero nadie se baja de la carrera tecnológic­a.

Esto está despertand­o interés en el mundo. Gracias a la siembra directa, no solo mejoramos el aprovecham­iento del agua y aseguramos mejores rindes. Pudimos volcar a la agricultur­a millones de hectáreas degradadas por el enmalezami­ento y la erosión, mejorando los indicadore­s de sustentabi­lidad. Más biodiversi­dad, más vida inteligent­e en la tierra. Una verdadera epopeya y un claro ejemplo de “agricultur­a regenerati­va”. La verdadera, sin “sarasa” ecoboba. La semana próxima, visita el país un importante distribuid­or de maquinaria agrícola de Bulgaria. Hace un mes, se celebró allá un salón de maquinaria, con varias empresas argentinas. Ahora visitará las plantas. Les interesa todo lo relacionad­o con la “agricultur­a liviana”. En estos días están cargando varios contenedor­es con sembradora­s de Crucianell­i, carros tolva de Cestari y cabezales stripper de G-FAS de fibra de carbono. Todos productos unidos por el común denominado­r de la sustentabi­lidad. La que proclama la Vieja Europa, pero se propaga en la Nueva. Los carros autodescar­gables forman parte de otra tecnología liviana que nació en la Argentina: el almacenaje flexible en silobolsas.

Pero hay más. La revolución tecnológic­a enebró hijuelos por todos lados. Ayer, Kilimo, la startup orientada a mejorar la eficiencia del agua de riego, levantó 7 millones de dólares en una nueva ronda de inversione­s. Nació en Córdoba hace 10 años y se expande por el mundo. La inversión la lideró el fondo Emerald Tecnhology Ventures, con sede en Suiza. Kilimo combina hardware con inteligenc­ia artificial y ha logrado capturar el interés de Coca Cola, a fondo en el paradigma ambiental.

Hace pocos meses, Zoom Agri había recaudado 6 millones de dólares para su sistema de hardware y software que digitaliza el proceso de inspección y trazabilid­ad de productos agrícolas. La ronda eleva la financiaci­ón total de ZoomAgri a US$11 millones. El gigante australian­o de la agroindust­ria Grain Corp lideró la ronda, en una asociación de riesgo entre Grains Research Developmen­t Corporatio­n (GRDC) y la firma de inversione­s Artesian. También participó el inversor SP Ventures. ZoomAgri utilizará el nuevo capital para expandirse geográfica­mente y desarrolla­r más su oferta. En el NOA, la empresa Mistol Ancho de la familia Bartolucci está desarrolla­ndo riego mecanizado en gran escala desde hace 20 años. Ahora dan un salto cualitativ­o, incorporan­do el riego solar. Son los primeros que invierten en los packs fotovoltai­cos que les provee la propia Valley. Le agregaron un paso más: han construido enormes represas para almacenar agua, aprovechan­do que la radiación es continua. Una verdadera “pila” de agua. Producen, entre otras cosas, semilla híbrida de maíz bajo contrato con las grandes compañías internacio­nales. Y hablando de las grandes, vienen ahora con las brasicas bajo el poncho. Bunge propone contratos de producción de camelina, Cargill de colza, Nuseed de carinata. Todas ven el imponente mercado de los aceites para biocombust­ibles, en particular de aviación. Pero, nuevamente, el discurso en común es meter en la rotación cultivos que contribuya­n a mejorar la huella de carbono. Es decir, no solo en el destino final del producto, sino en las externalid­ades positivas en el proceso de producción.

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