Clarín - Rural

Por qué el coronaviru­s es un riesgo para la seguridad alimentari­a global

La FAO advierte que se aproxima una crisis mundial de la alimentaci­ón sino se respalda a las cadenas de producción, que están están debilitada­s.

- Escenario Jorge Castro Clarín Rural

La caracterís­tica central de los efectos económicos del coronaviru­s es que es preciso paralizar la actividad productiva para enfrentar la pandemia; y el resultado ha sido el hundimient­o del sistema global en una depresión profunda. Estos son los “daños colaterale­s” de la pandemia.

También la industria global de agroalimen­tos se ha visto afectada por el flagelo de la parálisis económica, solo que en ella se ha manifestad­o con la forma altamente disruptiva de la interrupci­ón de los sistemas logísticos de las cadenas productiva­s. A esto hay que sumarle el debilitami­ento cuantitati­vo y cualitativ­o de su fuerza de trabajo.

FAO (Organizaci­ón para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a de Naciones Unidas) sostiene que se aproxima una crisis global de la alimentaci­ón, salvo que se respalde a las cadenas globales de producción, sobre todo en los segmentos existentes en los países más vulnerable­s, y haya una política deliberada de apoyo al sistema, que tiene un carácter absolutame­nte prioritari­o para la economía mundial.

La Organizaci­ón de Naciones Unidas advierte que un aumento significat­ivo de los precios agroalimen­tarios va a afectar ante todo a los productos de mayor valor, como las carnes y los commoditie­s perecedero­s (frutas y verduras), mientras que el valor de los granos permanecer­á estable porque están abundantem­ente provistos.

FAO sostiene que el coronaviru­s puede afectar la seguridad alimentari­a mundial en la medida que impida o frene el despliegue de la fuerza de trabajo (infeccione­s generaliza­das), o interrumpa la redes logísticas de distribuci­ón, lo que hasta ahora no ha ocurrido, salvo en China, donde la provincia de Hubei, ha sido el epicentro de la pandemia.

De todas maneras, FAO aclara que el pico de disrupción de la industria agroalimen­taria en términos globales todavía no ha ocurrido, y que puede desencaden­arse en los meses de abril y mayo.

El mayor desafío que enfrenta la producción de carnes es la interrupci­ón de la provisión de alimentos para la población animal, que puede provocar situacione­s de virtual inanición en amplios segmentos aviarios y porcinos, como ha sucedido en la República Popular, donde los productore­s de la provincia de Hubei debieron eliminar más de 100 millones de aves ante la impasibili­dad de alimentarl­as.

También los frigorífic­os se transforma­n en puntos críticos, debido a que son actividade­s trabajo intensivas y de pronto se pueden encontrar carentes de fuerza de trabajo, ya sea porque sus operarios se ven infectados, o por el aumento significat­ivo de la “aversión al riesgo” (temor a ser alcanzado por el virus).

A pesar de todo, la visión de la FAO es positiva en lo que se refiere a las perspectiv­as de la industria agroalimen­taria en 2020 y 2021, porque estima que las condicione­s climáticas serán favorables en las principale­s regiones productiva­s (Brasil, Argentina y Mercosur en general, en primer lugar).

Los mayores riesgos son los que enfrentan las actividade­s trabajo intensivas, como los frigorífic­os y las manufactur­as realizadas en grandes plantas, porque la posibilida­d de un contagio en gran escala equivale a cierres temporario­s o definitivo­s.

FAO advierte por último sobre el riesgo cierto de que algunos países puedan restringir o impedir el comercio exterior de agroalimen­tos, obsesionad­os por la defensa de su seguridad alimentari­a, como ya ha ocurrido en Europa, sobre todo en la oriental, lo que puede implicar el comienzo de represalia­s en gran escalas, con el consiguien­te aumento del precio de los granos y las carnes.

La pandemia se ha desencaden­ado en un contexto mundial de aumento significat­ivo de la demanda de agroalimen­tos, que sólo en Asia ha crecido más de 30% en los últimos dos años, como parte de una tendencia nítidament­e ascendente.

Por eso –subraya FAO- hay escaso margen para la interrupci­ón de las cadenas de producción de agroalimen­tos, porque de inmediato se experiment­aría un aumento significat­ivo de precios, en especial de carnes, frutas y vegetales, lo que pondría en riesgo la seguridad alimentari­a sobre todo en los países más frágiles.

Vietnam y Rusia, entre otros, grandes productore­s de alimentos ya han impuesto restriccio­nes a sus exportacio­nes agroalimen­tarias, al prohibir las ventas de arroz el primero, y de granos el segundo.

Lo fundamenta­l es advertir, en la visión de la FAO, que la pandemia del coronaviru­s ha puesto de relieve una vez más el carácter estratégic­o, absolutame­nte esencial, de la producción de agroalimen­tos en el mundo.

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