Colón hizo bien los deberes y también es escolta de Boca
Mantener el invicto tras seis fechas consumadas (con tres empates, sí, pero también tres victorias) no es poco. Más aún, hacerlo cuando, pese a las adversidades y las propias limitaciones, se sostiene, pelea, ataca y, sobre todo, se hace sólido como un cascote. Este es el Colón de Eduardo Domínguez, que ayer sumó un eslabón más en este collar de noble material que arma con sueños y esperanzas. Fue un justo 2 a 0 frente a Temperley, aunque el resultado final oculte que le costó liquidarlo.
Con la línea de tres defensores de fondo definida en Temperley (Bogino, Riveros y Nani), Colón apostó a jugarle con la misma cantidad pero de delanteros (Chancalay, Vera y Leguizamón). Estrategia prevista especialmente para este partido por Domínguez. La sensación, desde el inicio, fue que en cualquier momento el local se ponía en ventaja. Parecía cuestión de tiempo: lo desbordaba, le llegaba con situaciones mano a mano y los mediocampistas visitantes no contenían lo suficiente como para que sus compañeros defensores respirasen.
Pablo Ledesma sobresalió en esos primeros minutos como el primer recuperador y, a su vez, el gestor de contraataques casi letales. Aunque demoró, igualmente, el gol llegó. Iban 29 minutos. Nicolás Leguizamón la comenzó y la terminó, entre las dudas de toda la defensa de Temperley y del arquero Josué Ayala, que chocó contra el cuerpo del delantero en el intento por despejar.
Parecía que lo único que podía poner en peligro la diferencia que había sacado Colón era su propia relajación, ante tan poco de su rival. Pero en el segundo tiempo, además de eso, hubo un cambio táctico (reacomodamiento defensivo más el ingreso de Montagna) y la pose fue diferente. Hasta instaló nervios en los hinchas
sabaleros, que veían con preocupación cómo el resultado parcial se veía amenazado. Una bastante clara tuvo Marcos Figueroa, pero la desperdició. La inquietud local tuvo que continuar como una trama de película de suspenso casi hasta el final. Porque cada vez que tenía una contra, Colón no la aprovechaba.
Recién con el tiempo cumplido, los santafesinos pudieron estirar el marcador en un contraataque que encabezó Ledesma (certificando que fue el mejor del partido) y definió Marcelo Estigarribia. El grito de gol se mezcló con algún suspiro de alivio. Por los nervios propios que generó no definirlo antes, por la sensación incómoda del resultado ajustado. Por todo eso, y por su situación actual, este momento de Colón no es poca cosa.