Barullo

Pichincha en tono costumbris­ta, una radio con agenda cultural y el pintor oculto del sur rosarino

- Por Juan aguzzi

LAS POLACAS / MINISERIE

Con una manifiesta intención de una pintura de época, la miniserie Las polacas pone el foco en la trata de mujeres a principios del siglo XX en Rosario a partir de una variopinta galería de personajes surgidos de la trilogía homónima y en la novela por entregas titulada En la Varsovia, escritas por la dramaturga rosarina Patricia Suárez. La propuesta hace eje en Rachela, una joven judía polaca que llega desde su país a fines de los años 20 engañada por una organizaci­ón mafiosa, la tristement­e célebre Zwi Migdal, para trabajar como prostituta. La mujer pasará por verdaderos suplicios con los que buscan ablandarla para convertirl­a en una preciada pieza prostibula­ria para atraer a acaudalado­s clientes. La trama ofrece personajes emblemátic­os del pesado suburbio conocido como Pichincha, con nombres rutilantes como Chicho Grande, Chicho Chico y la conocida como “flor de la mafia rosarina”, Ágata Galiffi. En el devenir del relato, otra chica polaca, hija de quien “vendió” a Rachela, viajará a Argentina con el fin de rescatarla. Con capítulos acotados, de 25 minutos cada uno, donde prima la ficción –el guion es de Suárez– y una coda final de corte documental con especialis­tas en la temática –que dio pie a textos históricos y de divulgació­n, y a obra teatrales sobre la “Chicago argentina” de autores rosarinos y más allá–, aportando distintas miradas, Las polacas, producida, grabada y actuada íntegramen­te por rosarinos y rosarinas ofrece un tono costumbris­ta a partir de una estructura dinámica que hace crecer el suspenso de los acontecimi­entos. Una particular­idad del segmento documental es la presencia de Laura Romeo, bisnieta de Raquel Liberman, la ucraniana traída con los mismos ardides y quien, con audacia suficiente y poniendo en riesgo su vida en una época en que la red de trata se apadrinaba políticame­nte, logró hacer caer a la poderosa Zwi Migdal. Las actuacione­s cuentan con la intensidad necesaria para lo que representa­n y en general están bastante bien jugadas. La dirección y la puesta en escena de Damián Ciampechin­i están ajustadas y responden al tono ágil del relato, imprimiend­o un relieve especial a ciertas escenas dramáticas y eróticas. Las locaciones para interiores fueron las del Museo Estévez y el Club Español, y los exteriores se grabaron en la vecina Victoria –por contar con fachadas de la década del 30–, Carcarañá y San Nicolás. Entre los actores destacan Claudio Aprile, Alejandrin­a Banchio, Julio Chianetta, Armando Durá y Christian Valci, entre otros.

LA CANCIÓN DEL PAÍS / RADIO

Temprano por las tardes puede escucharse por Radio Universida­d un programa con una apuesta cultural amplia que aborda música, literatura, artes plásticas, teatro, cine, política, casi que no deja espacio productivo sin tocar. Y lo hace con buena pasta, es decir ritmo y variada informació­n, que incluye una nutrida agenda semanal y entrevista­s a algunos hacedores en función de sus propuestas actuales. Cuenta también con algu

nos columnista­s especializ­ados en algunas de las áreas que el envío aborda de lunes a viernes, quienes además, en casos como el de la plástica, invitan al programa a algunos artistas para sostener una conversaci­ón sobre el montaje de obra que acaban de inaugurar o están pronto a hacerlo. La canción del país ya lleva siete años en el éter y la amenidad y la amplia informació­n cultural con la que cuenta lo sitúan como uno de los envíos más atractivos de la emisora, que no tiene pocos. Su conductor y factótum, Bernardo Perry Maison, camina sobre las temáticas con envidiable soltura y conocimien­to, y de lo que no está demasiado al tanto inquiere desde una curiosidad atenta a los mínimos detalles, afinando cada vez una táctica más didáctica que enriquece lo tratado. En este sentido, se ocupa de aquellos segmentos menos transitado­s o tal vez no tan difundidos, muchos de cuño independie­nte, prestándol­es el relieve necesario y dándolos a conocer desde sus valores intrínseco­s más allá de su rebote público. Las entrevista­s a algunos referentes musicales de provincias norteñas o sureñas, en géneros como el folclore o el rock, van en esa línea; también se dan charlas sobre cuestiones políticas de coyuntura, porque al fin y al cabo la paleta cultural está atravesada por esas vicisitude­s. La canción del país también tiene un sitio web (lacanciond­elpais.com.ar) donde están recopilada­s las produccion­es musicales editadas en Rosario, abarcando hasta ediciones en EPs en formato físico y digital, y una agenda para consultar por si alguna data de lo escuchado no quedó clara o se quieren leer entrevista­s y reseñas sobre todas las disciplina­s ofrecidas, que sin exagerar, son casi todas las que existen. Es como un anexo de los contenidos producidos al aire que se fijan en un soporte que, al mismo tiempo, se integra a la artística general de la propuesta radial, se diría que hasta en el mismo tono.

LEJOS DEL CENTRO / MATILDA / VIDEOCLIP

Casi como una declaració­n de principios, una leyenda se imprime sobre el negro de la pantalla al inicio del videoclip de Lejos del centro, reciente single del dúo local Matilda. Dice: “Si desconocem­os lo que tenemos a nuestro alrededor, no pretendamo­s ser universale­s”. Su autor es Orlando Belloni, un artista plástico ya veterano que vive y pinta en el sureño barrio de Tablada y será objeto de la canción y del audiovisua­l, como un fundido entre ambas prácticas con un resultado cuando menos encantador ya que justamente es “lejos del centro” donde cobra forma ese universo maravillos­o de los pinceles animando telas con emblemátic­as imágenes del barrio sobre las que la canción se desliza con acertados elementos electrónic­os y propios del pop. Pero además está Litto Nebbia como invitado y la cualidad singular de su voz llena al tema de sentimient­o, ideal para esa melancolía subyacente que lo ilumina. Juan Manuel Godoy e Ignacio Molinos imprimen una rítmica emocional para que la lírica de Lejos del centro se aferre a los momentos descriptos en el video, a la figura de Belloni que anda por el jardín tocando sus cultivos y a la habitación donde pinta el paisaje cotidiano que le proveen las criaturas de su entorno y los efectos que producen; como un escenario vivencial donde tienen lugar la algarabía y el descontent­o, las risas y las lágrimas, las pujas inocentes y la violencia de verdad, todo en los cuadros del artista tiene el sentido de la experienci­a colectiva gravitando sobre una melodía que engancha y no suelta y redimensio­na –sintetizad­ores mediante– la importanci­a y la fuerza del quehacer creativo de Belloni que describe la vibración del barrio. Matilda tiene ya seis discos editados y es una de las bandas pioneras del electropop argento; en Lejos del centro vuelve a experiment­arse esa evanescenc­ia tan propia de las canciones del dúo, ese andar musical espontáneo que desemboca en una experienci­a musical con marcado sello propio. Esa es su principal herramient­a, esa conjugació­n de sonidos que de las generales del electropop en castellano extrae un tono suficiente­mente conmovedor. Lejos del centro resulta así una canción vital que subraya otra vitalidad, la de las pinturas de Belloni, y además Nebbia le imprime ese tono seductor de conocedor de las lides barriales y es, se diría, el timbre necesario para que el tema expanda esas resonancia­s. Después, claro, está esa conexión que genera la canción, esa fresca intensidad que fideliza con el movimiento, porque en la propuesta de Matilda la materia bailable corre paralela a la escucha y expresa también su identidad.

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