El verdadero campo tecnológico
Inteligencia artificial, machine learning e Internet de las Cosas están revolucionando a uno de los principales sectores económicos de la Argentina. Cómo ayudan estas soluciones a mejorar la performance.
Tal vez los androides no sueñen con ovejas eléctricas, pero sin dudas sí lo hacen con verdes campos monitoreados con inteligencia artificial (IA) y dispositivos de conectividad inalámbrica. Lo que parece a simple vista extraído de un cuento de ciencia ficción es, en la práctica, lo cotidiano en la mastodóntica industria del agro argentina: el uso de las herramientas tecnológicas más sofisticadas del mercado para mejorar la performance de un negocio donde cada grano, litro de leche o animal cuenta, y mucho. A nivel tecnológico, el campo argentino es un faro de referencia a nivel mundial. Si bien todavía queda un largo camino por recorrer y la innovación está ligada en gran parte a las inversiones que pueden realizar los medianos y grandes jugadores del sector (que luego es adoptada por los más pequeños producto de la lógica disminución de costos), la modernización de sus estructuras es un hecho y, de a poco, la mirada binaria de unos y ceros comienza a ser la regla en un espacio que históricamente fue impulsado por el esfuerzo analógico. La innovación proviene de múltiples fuentes. Grandes y pequeñas firmas de tecnología han posado sus miradas en el agro porque posee características particulares que lo convierten en un nicho por demás atractivo para ser explotado. Sin ir más lejos, maneja volúmenes ingentes de datos que deben ser procesados y analizados, posee el capital para poder invertir en estos desarrollos y su potencial de negocio cubre prácticamente el total del país. En definitiva, está todo por ganar. Los desaf íos, por otro lado, están a la orden del día. Ya sea por los problemas de infraestructura que todavía subsisten en 2018 o por la dificultad para derribar viejas estructuras más reacias a los cambios y a la innovación, no todo es color de rosa, pero la realidad marca que la digitalización es un camino sin marcha atrás. ¿De que opciones se dispone hoy? La respuesta es extensa: big
data, machine learning, redes neurales, tecnología satelital, Internet de las Cosas y mucho más. Bienvenidos al campo 2.0.
Sembrar datos, cosechar resultados
“Un aspecto fundamental es que el campo, inherentemente, maneja muchos volúmenes de información, amplios espacios geográficos, muchos sensores y muchos receptores de datos, que van desde sensores de agua o ph a tipo de suelo y humedad; pero también drones, cartograf ía, mapas e informaciones satelitales que extienden o complementan la información de sensores”, subraya Ezequiel Glinsky, director de Nuevos Negocios de Microsoft Argentina, el gigante de software que, desde hace algunos años, decidió apostar fuerte por la expansión de su tecnología en el agro y ha tomado al país como foco de referencia. “En Microsoft hay más de 6000 personas trabajando en inteligencia artificial, machine learning y otras tecnologías en nuestro equipo de producto e innovación. ¿Cómo llega eso al agro? Tenemos la mirada de democratizar la IA e IOT, poniendo a disposición de las empresas, socios, desarrolladores de tecnología, emprendedores y organismos estatales tecnología que tiene la capacidad de poder transformar el agro”, añade el ejecutivo. Hoy, la empresa con sede en Redmond, Washington, ve como sus avances son utilizados en variedad de proyectos de corte nacional. El INTA, por ejemplo, aprovecha sus servicios de cloud y las herramientas de big data para entender el llamado “triángulo de la enfermedad” de las plantas, conformado por tres variantes: agente patógeno, huésped y ambiente. Tambero, por su parte, es una app orientada a la gestión de ganado, engorde, tambos y agricultura, que ya posee más de 200.000 usuarios en todo el mundo e incorpora inteligencia artificial de Microsoft para hacer “hablar a las vacas”, ya que mediante lenguaje natural se puede hablar con la plataforma que toma información recolectada como fechas de vacunación, producción histórica de leche e historial de enfermedades, entre otros ítems, y entrega respuestas sobre fechas de celo, entre otras variantes. Claro es otro gigante con un pie en el “pasto”. La empresa de telecomunicaciones reconoce el valor del agro en su esquema de negocios empresarial, por lo que está llevando adelante un plan que combina la mejora en la infraestructura de telecomunicaciones en el campo con la incorporación de soluciones de IOT y cloud para mejorar la performance de la industria agroganadera. “Proveemos ingredientes para hacer soluciones finales de infraestructura, conectividad, seguridad y demás. Para poder llevar adelante estos productos finales encaramos un programa de partners para tener el conocimiento de las problemáticas de determinadas verticales, junto a sus procesos de negocio, para ofrecer soluciones”, subraya Marcelo Guglielmucci, gerente de Marketing y Planeamiento Comercial de Claro Empresas, y detalla: “Hay partners que trabajan desde hace años en ERPS específicos para el agro, con el plus de dar soporte en cada una de las etapas a los productores. Esto comenzó a incorporar IOT, porque permite conectar información de las cosechadoras y fumigadoras, sumándolo a información de los productores, procesando y ordenando los datos de la producción, yendo un paso más allá con la provisión de información en tiempo real”. Para el ejecutivo, la inmediatez que se logra significa una revolución similar a lo que fue la llegada de la maquinaria de precisión y el uso de genética. Según Guglielmucci, existen dos tipos de partners: aquellos que llegan del lado del software y ven en la Internet de las Cosas la posibilidad de obtener datos en tiempo real
para nutrir plataformas y accionar. Por otro lado están los que han emprendido el diseño de hardware para poder recolectar esos datos. Uno de los casos más destacados para el ejecutivo es el de la firma DVL satelital, subdivisión de TC, que el año pasado implementó el monitoreo remoto de un sistema de producción de más de 40.000 hectáreas de arroz para la firma Adecoagro. Esta solución contempló el análisis de lotes cada 100 ha, donde el nivel de agua no puede superar ni bajar determinados valores, y los campos son inundados mediante bombas eléctricas. La estabilidad del nivel de agua durante el periodo de crecimiento es fundamental para el rinde del cultivo, por lo que se pasó de una solución manual (recorrer el terreno) a un sistema automatizado que registra niveles de agua, datos del clima, temperatura, datos de viento y otros, a través de IOT y agregando procesamiento en la nube con algoritmos desarrollados en conjunto por DVL y el cliente. “Esto tiene un impacto positivo ya que administrando mejor el agua aspiramos a maximizar el rendimiento del cultivo. Los resultados a nivel gestión y toma de decisión son inmediatos, ya que la información la tenemos online y eso para la dinámica del cultivo de arroz es muy importante”, explica Omar Barrientos, responsable de Sistema Zonal de Adecoagro. Federico Serrani, coordinador de Unidades de Negocio de TC, da más detalles al respecto: “Por un lado se hizo la instalación de una serie de equipos robustos, estables y autónomos y, en paralelo, se desarrolló una plataforma desplegada en la nube para la gestión completa de esos equipos, que permita un uso eficiente del agua y tener control del consumo de energía utilizada en el riego, entre otras variables. Generamos información para obtener mediciones de todo el sistema de producción”. Para el especialista “el horizonte de estas tecnologías es enorme. Por eso estamos enfocados en desarrollar soluciones que permitan mejorar efectivamente el rendimiento de los negocios”.
Satélites para ver y rendir mejor
Las grandes extensiones de tierra que ocupan los campos representan un verdadero desaf ío para el análisis de condiciones. Por ende, las imágenes satelitales son desde hace años grandes aliadas a la hora de conocer con mayor precisión el estado de cosechas y otros aspectos de vital importancia para la industria agroganadera. El análisis de este tipo de información representa un negocio en pleno crecimiento en la Argentina y son varias las empresas que trabajan para ganar terreno en ese mercado. 7Puentes, firma local dedicada a web data extraction y machine learning para procesamiento inteligente de datos, es una de las que ha decidido picar en punta en el aprovechamiento inteligente de los datos capturados por satélites para aportar mejoras en la producción. Carlos Lizarralde, uno de sus fundadores, sostiene que “a medida que las imágenes satelitales se van abaratando empiezan a aparecer casos de negocio a partir de analizarlas. Con el tiempo van a ir bajando cada vez más y la industria va a explotar, en el buen sentido. Va a tener unos beneficios importantes”. Entre sus clientes se destacan la Secretaría de Agroindustria, para la que desarrollaron la arquitectura de big data del proyecto Palenque, y Frontec, joint venture de Invap/grobocopatel, para la que diseñaron un modelo de identificación y segmentación automática de cultivos. Hoy, su principal desarrollo ligado al agro es la creación de una solución para predecir el estimado de lo que se va a cosechar de un cultivo determinado en el país, por zona, utilizando imágenes de baja resolución analizadas con redes neuronales, con las que se pueden mapear grandes áreas a un bajo costo. “Antes las imágenes satelitales se usaban para telemetría, nosotros no hacemos teledetección. Usamos inte-
ligencia artificial y explotamos eso con una red neuronal para cada cultivo. Hay una infraestructura muy importante en la que nos apoyamos, que es la de Google, que es gratuita. Es una oportunidad donde todo es gratis excepto el conocimiento nuestro, que es inversión”, explica. La labor de 7Puentes en el campo no termina ahí: también realiza consultoría para empresas del sector, brindando herramientas de base tecnológica para proyectos, como modelos predictivos para mejorar el rinde, ya sea para el control de cultivos o ganadero, siempre de la mano de la IA. “Se puede estimar la probabilidad de inundaciones antes de alquilar un campo. Preguntas como cuándo se anegó, qué superficie fue afectada y si los animales tuvieron que ser trasladados ayudan a la toma de decisiones y a ahorrar dinero. Además, con imágenes históricas se pueden construir modelos y explotar la información de forma más precisa”, detalla Lizarralde. Pero no todo en el agro se reduce al uso de tecnología para la mejora del rendimiento de las cosechas. S4 comenzó como una startup de agtech, pero un fortuito viraje hacía lo que consideran un producto fintech los convirtió en un proyecto argentino para el agro con proyección internacional. “El problema que queremos solucionar es el del riesgo en el agro. Mientras que el sector de agtech está más enfocado en la eficiencia, vinimos a proponer soluciones de gestión de riesgo, porque estamos preocupados por el cambio climático, el aumento de la volatibilidad, y vemos que el poder contar con herramientas eficientes para la transferencia de riesgo es crítico para el sector”, destaca Santiago González Venzano, director de la compañía. Y añade: “Veíamos que había un atraso importante en la incorporación de tecnología para generar estas herramientas de transferencia de riesgo. Generamos índices basados en información satelital que, con cálculos adecuados del riesgo, se transforman en una herramienta de transferencia de riesgo como una cobertura índice. Estas coberturas índice están desarrolladas para cultivos de soja, maíz, trigo, y para eventos climáticos de inundación y sequía, como dos productos separados. El producto lo terminamos conformado con partners estratégicos, se establece un contrato de derivados entre el que quiere transferir el riesgo y el que lo quiere asumir y cobrar la prima, y ese tomador de riesgo es Munich Re (la principal aseguradora de riesgo a nivel mundial). El otro partner del proyecto es Rofex, que publica los índices, registra los contratos y hace el clearing de la operación. S4 es el agente de cálculo del producto”. Este año, la firma cubrió US$ 82 millones de capital y, como fue un año de sequía, los pagos llegaron al orden de los US$ 8 millones, “lo que generó una visión muy positiva de la eficiencia del producto”, según González Venzano. El corazón tecnológico de este proyecto impresiona, ya que gestiona una de las bases de datos más grandes hasta la fecha, con más de 1400 TB de datos gestionados, históricos, y más de 400 TB de datos de trabajo, que toman de múltiples fuentes, incluyendo satélites de la NASA y otras agencias espaciales. Estar dentro del 1 por ciento de las bases de datos más grandes a nivel mundial tiene su explicación. González Venzano puntualiza que “para armar modelos de riesgos necesitás armar una evolución temporal del índice, por lo que tenemos información desde el año 2000 hasta ahora, en pixeles de 6 ha con una frecuencia de un píxel cada ocho días. Ese píxel, además, tiene un montón de información, bandas espectrales, que te permiten calcular el índice verde, hasta poder reconocer qué cultivo es mediante algoritmos que desarrollamos. Incluso, a través de procesos de machine learning nos permite saber qué cultivo hay en cada píxel desde el año 2000 a la fecha, y crear una firma de desarrollo del cultivo para poder entender en qué proceso de desarrollo está y cuál es su potencial de rendimiento”.
El futuro
El consenso indica que, si bien falta mucho para llegar a un estadío del campo mayormente digital, se está avanzando a un ritmo sostenido en la aplicación de soluciones digitales en el agro argentino, uno de los más avanzados a nivel mundial. Para González Venzano, “el productor argentino siempre fue muy proactivo a la incorporación de tecnología y es líder de eso a nivel mundial. Incorporó siembra directa, tecnología y agricultura de precisión a una velocidad inédita en el mundo. Es realmente un actor que incorpora mucha tecnología”. El desaf ío está, entonces, en trabajar para mejorar la infraestructura y la disponibilidad de tecnología para que llegue en el menor tiempo posible a los productores de todo el país. Claro, en este sentido, está trabajando en el despliegue de una red LTE Cat M1 low power pensada para lo que será en los próximos años el despliegue masivo de dispositivos de IOT en el campo. “En septiembre estamos lanzando un laboratorio para trabajar con nuestros partners para que adapten sus dispositivos a esta red. En el segmento del agro esto va a ser fundamental junto a lo que vamos a hacer con tecnología Narrowband a partir del semestre que viene, que es una red muchísimo más económica y con más alcance”, revela Guglielmucci. Glinsky agrega además la expansión del concepto del Edge Computing (llevar el poder de cómputo de una central a los dispositivos inteligentes conectados) como un elemento fundamental en la próxima etapa de modernización. “Hemos pasado de la idea de que los nodos son sencillos, tontos y se conectan a una central única e inteligente a entender que hay un ‘borde’ inteligente, conformado por sensores, teléfonos, relojes, dispositivos especializados, que tienen poder de cómputo y que no deberíamos descartar a la hora de plantear una arquitectura tecnológica para el agro, porque el campo es inherentemente complejo en la conexión: algunos están conectados, otros lo están de manera intermitente y hay otros que están parcialmente conectados”. Con todos los ingredientes sobre la mesa, será cuestión de tiempo para que más empresas del área tecnológica se sumen al mercado. Mientras tanto, los pioneros siguen haciendo un valioso camino al andar, poniendo los cimientos necesarios para una industria preparada para explotar en los próximos cinco años.