Paparazzi de lo LEJANO
Una foto de los Alpes desde el Canigó, captada por un grupo de aficionados, bate la marca de fotografía lejana
El despertador sonó a las cuatro de la madrugada. Era el 13 de julio pasado. Un día y una hora muy calculados. Sin perder tiempo, Mark Bret, Jordi Solé y Juanjo Díaz de Argandoña salieron del refugio de Cortalets, situado a los pies del Canigó, y se encaramaron hasta la cima. “Nos lo vamos a perder; rápido, rápido...”. En dos horas tenían que llegar a la cumbre, justo antes de que el resplandor del sol hiciese su aparición; y una a vez allí, aguardar y disparar. Y así fue. Vieron salir el astro a las 6h 15m 41s por detrás de los Alpes. La distancia entre ambas montañas es de 381 kilómetros, insalvable para la vista humana, pero con un teleobjetivo acoplado a una cámara lograron captar el relieve montañoso de la cordillera alpina cortando la silueta del disco solar. Un conjunto de circunstancias meteorológicas excepcionales tienen que concurrir para hacer realidad un avistamiento de este tipo. De ahí su importancia, aunque no es la única: la instantánea, según los expertos en la materia, ha batido el récord de fotografía lejana.
“Fue una combinación de planificación y buena suerte”, detalla Mark, de quien surgió la idea
DISTANCIA ENTRE MONTAÑAS Un total de 381 kilómetros separan la cordillera alpina y el pico del Canigó
LA MARCA ANTERIO R El récord previo era el McKinley (EE.UU.) desde el pico Sanford, a 366 kilómetros
de llevar a cabo la aventura. Naturalista, aficionado a la montaña y especializado en este tipo de fotografías, hacía meses que buscaba el lugar exacto para hacer realidad su sueño.
Cuando era pequeño su abuela le explicó que desde el Tibidabo se podía ver Mallorca. “Pensé que se trataba de una leyenda urbana o un rumor”, confiesa. Hasta que un día, por casualidad, desde un mirador del Garraf divisó la sierra de Tramuntana en la isla balear. “Me entusiasmé mucho y empecé a buscar información por internet. Entre las imágenes de observaciones distantes que encontré, descubrí la que hasta entonces era la marca más lejana y me propuse superarla”.
Estudió varios puntos orográficos y se dio cuenta de que unos días al año la cordillera de los Alpes interceptaba el tránsito del sol, con lo que desde el Canigó, situado a 2.784 metros en el Pirineo oriental, se podía sobrepasar el récord de los 366 kilómetros que retrata la cima del monte McKinley desde el pico Sanford, en Alaska. Escogió una de las cumbres alpinas, la Tête de l’Estrop, de 2.962 metros y a 381 kilómetros, ejecutó más cálculos y ensayos con simuladores virtuales de panoramas y concluyó que, dos meses después, al amanecer del 13 o 14 de julio, sería visible desde el pico pirenaico.
Para poder capturar la cima de
A LA BÚS QUEDA DEL DÍA La fecha y la hora fueron verificadas con simuladores virtuales de panoramas
AMIGOS POR INTERNET Los miembros de la expedición se conocieron a través de webs sobre el tema
una montaña desde otra ubicada a centenares de kilómetros, además de que no se levante ningún manchón de neblina, son necesarios varios condicionantes atmosféricos: “Principalmente, cielo sereno con muy buena transparencia de la atmósfera, que se da cuando hay baja humedad y baja concentración de partículas en suspensión. En Catalunya corresponde a situaciones de viento fuerte de poniente o mistral, o bien vientos encalmados a primera hora de la mañana y con buena transparencia”, detalla Jerónimo Lorente, catedrático de Física de la Atmósfera del departamento de Astronomía y Meteorología de la Universitat de Barcelona.
Además, al contrario de lo que ocurre normalmente, la temperatura del aire más cercano al suelo debe estar más baja que la del ai- re a más altura. “Este proceso se denomina inversión térmica y provoca que los rayos de luz del sol, en lugar de ir en línea recta, se tuerzan. Al curvarse puede verse lo que hay detrás del horizonte. De esta forma, las imágenes se ven por encima de donde realmente están; de otro modo quedarían escondidas por la curvatura terrestre. Este fenómeno es conocido como Fata Morgana”, aclara el profesor del departamento de Física de la Universitat Autònoma de Barcelona del grupo de Óptica Francesc Pi.
Popular por su instantánea de los Pirineos vistos desde el pico Peñagolosa en Castellón (289 kilómetros), el valenciano Juanjo Díaz de Argandoña, ingeniero y también fotógrafo de escenas distantes, que actualmente reside en Madrid, se sumó en seguida a la tarea de esclarecer el momento clave del evento solar a partir de una herramienta gráfica-matemática diseñada por él (un simulador que permite visualizar virtualmente el recorrido del sol detrás de elementos del paisaje). Con Mark se conocieron a través de webs y blogs sobre el tema; igual que con el andorrano Jordi Solé, quien además de alpinista (ha ascendido los Alpes, los Andes o el Himalaya) también es un fotógrafo experto en imágenes de montaña. Una de sus instantáneas más famosas es la del perfil de Collserola desde Andorra (140 kilómetros), en la que consiguió capturar unas luces del Puig Major en Mallorca. A él le comunicaron el reto en tan sólo una semana de antelación pero se apuntó sin pensárselo dos veces. Otro miembro que tenía que acompa-
CONDICIONES ATMOS FÉRICAS Cielo sereno y baja humedad son algunos requisitos para poder ver el fenómeno OTRAS CIMAS Entre los azimuts fotografiados, hay la Tête de Chabrière y Puy de la Sèche
ñarles era Marcos Molina, fotógrafo profesional de Mallorca y especialista en composiciones panorámicas (entre ellas, Montserrat o la sierra del Cadí desde la sierra de Tramuntana, esta última a 290 kilómetros), pero un imprevisto le impidió acudir.
Ya a los pies del Canigó, durante las comprobaciones, estalló la alegría. Los azimuts (puntos más altos) de la imagen coincidían con los de la cordillera alpina de la Alta Provenza. El sol, sin embargo, había salido más a la izquierda, por los picos vecinos de la Tête de Chabrière (2.745 metros, 381 kilómetros) y Puy de la Sèche (2.820 metros, 380 kilómetros), aunque a la misma distancia que la Tête de l’Estrop. Al día siguiente quisieron intentarlo de nuevo para lograr esta otra cima, pero el mal tiempo les obligó a desistir. “Tantas cumbres alpinas retratadas en un fin de semana habrían sido demasiadas”, ironiza Mark, que junto con sus compañeros ya prepara nuevos retos, en los que la paciencia, la perserverancia y la pasión, sin duda, se dan la mano.