Crisis en el Partido Demócrata previo al inicio de Convención
AFiltración de correos evidenció rechazo a Sanders por parte de líderes APresidenta del Comité Nacional Demócrata presentó su renuncia ayer
FILADELFIA. AFP. - Unos 4.700 delegados y dirigentes del Partido Demócrata inician este lunes la Convención Nacional, que deberá formalizar la fórmula presidencial Hillary Clinton-Tim Kaine, pero con la difícil tarea de superar la crisis que estalló en vísperas de la reunión.
La exsecretaria de Estado es la única aspirante a la candidatura presidencial demócrata y ya tiene los delegados suficientes para confirmarlo, pero el proceso partidario interno dejó heridas evidentes que requerirán paciencia y habilidad para ser cerradas.
Esas heridas quedaron a la vista con la divulgación de correos electrónicos que muestran cómo la conducción del Partido buscó favorecer a Clinton en su disputa interna con Bernie Sanders, y a raíz del escándalo, la presidenta del Comité Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, anunció este domingo que renunciará al cargo al final de la Convención.
Mientras, Clinton presentó formalmente a Kaine el sábado en un acto de campaña en Miami, y los dos se esforzaron en garantizar que la Convención Nacional Demócrata presentará una visión del país muy diferente de la que se discutió en el cónclave del Partido Republicano, que finalizó el pasado jueves.
En el campo republicano, Donald Trump ya fue oficializado como candidato presidencial, acompañado por el experimentado Mike Pence, gobernador del estado de Indiana, al fin de una ruidosa convención partidaria que dedicó buena parte de su tiempo a criticar a Clinton.
Con ese antecedente, Clinton parece dispuesta a ser el centro de una convención dedicada a reconstruir de emergencia la unidad del Partido y, al mismo tiempo, exhibir una visión capaz de aglutinar a electores indecisos o atemorizados por el discurso republicano.
En la Convención, que tendrá lugar en Filadelfia, el Partido traerá su artillería pesada, con una lista de oradores que in- cluyen al presidente Barack Obama y al vicepresidente Joe Biden. Sin embargo, la unidad del Partido seguramente exigirá más que discursos, ya que las divisiones quedaron en evidencia durante las elecciones primarias y Clinton precisa con urgencia encontrar una fórmula para atraer el voto de los electores más jóvenes, su gran punto débil.
Controversia. Tras una tensa elección interna que evidenció grandes divisiones, el Partido llega a la Convención que debe sellar la candidatura de Clinton, envuelto en un inesperado escándalo.
La eventual reaproximación entre Clinton y Sanders, quien presentó una formidable resistencia en la elección interna, volvió a quedar sobre el tapete ante la divulgación de casi 20.000 correos electrónicos de altos dirigentes del Partido durante la campaña.
En esos correos queda demostrado que verdaderos pesos pesados del Partido discutieron formas de socavar la campaña de Sanders y favorecer a Clinton.
Al inicio de la jornada del domingo, el equipo de Wasserman Schultz informó alaprensa desu decisión de retirar su nombre de la lista de oradores de la Convención y de no presidir los trabajos partidarios.
Más tarde, ante las presiones generalizadas, anunció su paso al costado al fin de la Convención.
Durante la campaña, Sanders había pedido públicamente la renuncia de Wasserman-Schultz. Este domingo, en declaraciones a la red CNN, Sanders dijo que “no hay sorpresas” ante el escándalo por los correos divulgados. “Por eso, yo había pedido la renuncia de Wasserman-Schultz hace ya varios meses”, añadió.
En tanto, un vocero de la campaña de Clinton dijo a la misma red CNN que “expertos del Partido” sospechaban que piratas informáticos rusos habían invadido los servidores del Comité Nacional Demócrata y ahora estaban divulgados esos correos para ayudar a la elección de Trump.
Ajena a la nueva polémica, Clinton espera poder unificar las filas demócratas con la presencia de Kaine, un discreto pero eficiente senador de 58 años que ayudará a cubrir algunas de las necesidades: es un católico de origen jesuita, habla con mucha fluidez el español y tiene buena experiencia política, ya que fue alcalde y gobernador.
En una elección en la que tanto Clinton como Trump tienen altos niveles de rechazo –en los dos casos, superior a 50%– tener un candidato a vicepresidente con una sólida biografía política y capacidad de construir consensos es un recurso clave.